En caso de repetir mandato, Mariano Rajoy sabe que gobernar en minoría no será fácil. "Esta es una legislatura en la que tendremos que hacer todos un mayor esfuerzo para entendernos y buscar acuerdos", aseguraba el presidente en funciones desde Bruselas.
A pesar de ello, el Gobierno juega con un as bajo la manga: su capacidad de veto en el Congreso. "Cualquier proposición o reforma que suponga un incremento de los gastos o una disminución de los ingresos, solo puede tramitarse con el acuerdo del Gobierno", explica Andrés Boix, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Valencia.
Es decir, el Gobierno puede vetar una norma presentada por la oposición que, según él, afecte a los presupuestos generales. Ya lo intentó con 10 proposiciones. Una de ellas, la tramitación de la paralización de la LOMCE, que ha suscitado muchos rechazos. "Hablar del decreto de reválida no tiene nada que ver con el presupuesto económico", afirmaba Albert Rivera.
Ya bloqueó el control al Gobierno que pedía la oposición. "Un gobierno en funciones no está sujeto a la confianza y, por tanto, al control de la Cámara", explicaba la vicepresidenta del Partido Popular, Soraya Sáenz de Santamaría.
En caso de veto, se genera un conflicto entre el Gobierno y el Congreso que tiene que resolver el Tribunal Constitucional aunque sin un plazo de tiempo establecido. Los expertos aseguran que es más fácil legislar desde el Ejecutivo que gobernar desde el Congreso, pero es posible.
"Sí se puede legislar desde la oposición cuando la oposición es mayoría y si se forma una oposición mayoritaria, esto está por ver", explica el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, Xavier Arbós. Y aseguran que para poder hacerlo, lo razonable sería promover una nueva política de pactos y acuerdos.