En el juicio del 'procés' independentista se han visto, de nuevo, dos declaraciones diametralmente opuestas. La de Raül Romeva, que ha seguido la línea argumental marcada por el exvicepresident de la Generalitat Oriol Junqueras: se ha negado a contestar a las preguntas de la Fiscalía y la Abogacía del Estado.

La de Romeva ha sido una intervención muy política para defender de nuevo el derecho a la autodeterminación de Cataluña. En este sentido, el exconseller de Exteriores ha afirmado en el Tribunal Supremo que, según los tratados internacionales, lo que se está juzgando no puede ser un delito.

La otra declaración, la de Jordi Turull, ha sido mucho más pegada al terreno. El exconseller de la Presidencia de la Generalitat catalana ha contestado a la Fiscalía y a la Abogacía. De hecho, no solo ha respondido a las preguntas, sino que ha combatido todas las evidencias que le mostraban.

Además, ha contraatacado: ha acusado a los fiscales de estar presentando a la ciudadanía catalana como "ovejas". Al respecto, Turull ha insistido durante su intervención en que el independentismo viene de abajo hacia arriba. Esto es, que era un movimiento de la gente y los partidos políticos únicamente han dado respuesta.