A los 101 años, Juan Romero recibe por fin el reconocimiento oficial de su país. Combatió en la Guerra Civil con el ejército leal a la República antes exiliarse a Francia. Allí se alistó en la Legión Extranjera y luchó contra el nazismo.

Su historia corre paralela a la de 9.300 españoles deportados a Mauthausen y otros campos de concentración nazis. Algunos tenían solo 14 años.

Para diferenciarlos de los judíos, los nazis los señalaban con una marca azul. Quería decir que eran apátridas, porque la dictadura franquista no los reconocía como españoles.

Hitler perdió la guerra, las tropas aliadas liberaron a los supervivientes de los campos de concentración y todos pudieron regresar a sus hogares. Todos salvo los españoles.

Llegó a España la democracia, pero ellos siguieron olvidados. En 2019, el Gobierno instauró el Día de los Deportados Españoles, pero ya casi todos han muerto. Este viernes, los vecinos de Malpica, en A Coruña, rindieron tributo a tres de ellos sobre sus tumbas. Solo queda Juan Romero, la memoria viva del horror de Mauthausen.