El Supremo confirmó la semana pasada las penas de un año y medio de prisión y cuatro de inhabilitación que la Audiencia Nacional impuso a Enrique Pamies y a Ballesteros por el chivatazo a ETA en 2006, que frustró una operación contra la red de extorsión de la banda.
El fallo del alto tribunal les condena por revelación de secretos y confirma que no hubo colaboración con ETA en la conducta de los dos policías, criterio que basa en que la Audiencia Nacional estableció que la intención de los agentes no fue ayudar a ETA, sino favorecer su fin a través de la negociación.
El Supremo confirma que el 4 de mayo de 2006, Pamies dio un soplo al dueño del bar Faisán de Irún, Joseba Elosua, y que lo hizo con la "colaboración imprescindible" de Ballesteros.