Ha sido el desenlace de un fracaso anunciado. El independentismo no se pone de acuerdo, lanzándose mensajes cruzados en la investidura. Aragonès confiaba en que se pondrían llegar a acuerdos, con Gemma Geis (JxCat) afirmando que su abstención era con voluntad de llegar a un acuerdo.

La CUP, por su parte, lamentaba que no se llegase a un acuerdo, pero desde fuera del Parlament, los partidos independentistas sin representación culpan al tacticismo de unos y otros.

Marc Solsona, portavoz del PDeCat, critica que "unos se escondan detrás de la concreción del procés para no abordar el debate de los preacuerdos con la CUP, y otros durante la campaña se han escondido en la moderación para acoger una cierta centralidad, como es ERC, y ahora pacta modelo con la CUP".

Tampoco se les escapa que la exigencia de JxCat de mantener a Puigdemont dentro de la ecuación, dificulta las cosas. Marta Pascual, secretaria general del Partit Nacionalista de Catalunya, cuestiona que sólo se fijan en lo que pasó el 1 de octubre, lo que "condiciona la política catalana".

Y mientras tanto espacios de debate como el 'Think Tank El País del demà', donde participan 300 profesionales del ámbito académico, científico, empresarial y cultural, urgen a que haya un gobierno cuanto antes porque lo que está en juego, dicen, es el futuro de Cataluña.

Públicamente, Junts y Esquerra aseguran que habrá acuerdo, pero el reloj ya se ha puesto en marcha. Tienen hasta el 26 de mayo para evitar unas nuevas elecciones.