La inédita carta con la que Pedro Sánchez ha anunciado al país que se plantea dimitir ha sumido en el shock a la política nacional, que contiene el aliento a la espera de la decisión del presidente, que se ha dado hasta el lunes para reflexionar sobre si permanece o no al frente del Gobierno. Un giro de los acontecimientos que ha pillado por sorpresa incluso a los suyos. ¿Cómo se ha llegado a este punto?

El terremoto político lo desencadenaba la apertura de diligencias de investigación contra su esposa, Begoña Gómez, por supuesto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Una decisión que parece haber sido la gota que colma el vaso para Sánchez, que ahora se pregunta -literalmente- si "merece la pena todo esto" ante lo que percibe como una continua "estrategia de acoso y derribo".

La denuncia y la investigación

Esas diligencias, aunque se incoaron el 16 de abril, trascendieron este miércoles y no se llegaron a notificar a la Fiscalía, que de hecho se enteró por la prensa. Parten de la denuncia de una organización ultraderechista, Manos Limpias, que se limita a enumerar recortes de prensa, sin ninguna prueba que sustente realmente las acusaciones contra la mujer del presidente.

El juez Juan Carlos Peinado la admitió a trámite en cuestión de días, sin consultar con el Ministerio Fiscal y a pesar de que la jurisprudencia del Tribunal Supremo sostiene que las informaciones periodísticas no bastan para abrir una investigación judicial, sino que debe haber elementos periféricos que las corroboren, cosa que no ocurre con la denuncia de Manos Limpias.

El gesto serio en el Congreso

Ante las noticias sobre esa investigación, Sánchez enviaba un mensaje a varios de sus ministros ya a primera hora de la mañana trasladándoles que tenía que reflexionar, antes de acudir a la sesión de control en el Congreso con semblante circunspecto. Allí, el presidente del Gobierno manifestó que "a pesar de todo", seguía creyendo en la Justicia .

"En un día como hoy y después de las noticias que he conocido, a pesar de todo sigo creyendo en la Justicia de mi país", aseveraba, en respuesta al portavoz de ERC, Gabriel Rufián. "Creo en la autonomía de la Justicia, en la separación de poderes", insistía Sánchez, que abandonó el hemiciclo con gesto serio y sin responder a las preguntas de los periodistas en los pasillos de la Cámara Baja.

Una carta inédita al país

Los acontecimientos se precipitaban por la tarde, cuando Sánchez publicaba a través de su cuenta oficial de 'X' una insólita misiva dirigida a la ciudadanía, en la que denunciaba una "operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire", apuntando a derecha y ultraderecha, y aseveraba que la denuncia contra Begoña Gómez no obedece a que "haya hecho algo ilegal", sino a ser su pareja.

"Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé", confesaba. "Necesito parar y reflexionar con mi esposa", añadía. "Soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también", agregaba el presidente del Gobierno.

Así, Sánchez anunciaba que cancela su agenda y avanzaba que el lunes dará a conocer su decisión.

Reunión de su núcleo duro en Moncloa

De esta forma, el líder socialista no participará en el arranque de campaña del PSC, aunque la formación aclaraba este miércoles que no ha suspendido su campaña electoral en Cataluña. laSexta pudo confirmar que el Comité Federal previsto para este sábado se celebrará, aunque sin la presencia de Sánchez.

Su carta generaba una oleada de muestras de apoyo desde el PSOE, pero también críticas del PP y el propio líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, le ha acusado de "victimizarse".

Ante el shock de su misiva, el núcleo duro del presidente se reunía en La Moncloa, aunque sin él presente. Una reunión "de apoyo" que se prolongaba aproximadamente una hora y media y a la que asistieron la vicepresidenta primera, María Jesús Montero; el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños; el 'número tres' del PSOE, Santos Cerdán; y el titular de Transporte, Óscar Puente.

La gota que colma el vaso

Paralelamente, desde el entorno más cercano al presidente transmitían que Sánchez está muy afectado, pero descartaban que la denuncia contra su mujer sea el único motivo tras su decisión, sino que es simplemente la gota que ha colmado el vaso.

Lo cierto es que el presidente del Gobierno parece haber llegado a su límite tras meses, si no años, de insultos y una crispación sin precedentes. Ataques que en los últimos tiempos han puesto en el blanco a su esposa, un contexto en que el PP le denunció ante la Oficina de Conflicto de Intereses por no ausentarse del Consejo de Ministros sobre el rescate de Air Europa, denuncia que fue archivada.

A lo largo de su mandato, la oposición le ha dedicado todo tipo de insultos, tal y como el propio Sánchez ha lamentado en reiteradas ocasiones: Santiago Abascal llegó a decir que el pueblo español querría "colgarle de los pies" y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, le insultó desde su asiento en el debate de investidura, convirtiendo el 'me gusta la fruta' en su mantra.

¿Y ahora qué?

Con todas las miradas puestas en el lunes, cuando Sánchez anunciará su decisión, caben varias opciones. La primera es que el presidente anuncie que disolverá las Cortes en cuanto la ley se lo permita y vuelva a convocar elecciones, ya que tiene que haber pasado un año desde la última vez que lo hizo. En ese caso quedaría en funciones y a partir del 29 de mayo se publicaría el decreto de disolución.

La segunda posibilidad es que decida someterse a una cuestión de confianza, pero también es posible una tercera vía: que anuncie su dimisión, el Gobierno cese y se inicie el proceso para que tome posesión un nuevo Ejecutivo. Se iniciaría así un nuevo proceso de investidura y entraría en juego el rey, que tendría que designar un candidato.

Cabe también la posibilidad de que Sánchez aguante en Moncloa, pero si algo está claro es que estamos ante horas decisivas para conocer si el todavía presidente del Gobierno acaba por dinamitar su hasta ahora resiliente 'manual de resistencia'.