El Ministerio de Interior venía realizando un experimento a presos violentos que consistía en aplicarles estimulación eléctrica en el cerebro. Con este proceso se pretendía estudiar su agresividad, según ha desvelado 'El País'.
La práctica, que se aplicaba desde 2016, se ha usado en 41 presos de cárceles de Huelva y Córdoba: se les exponía a una corriente de 1,5 miliamperios en la frente para después observar la disminución de su agresividad.
Este proceso, utilizado en varios presos condenados por delitos de homicidio, consiste en un paso previo de un cuestionario de 40 preguntas relacionadas con comportamientos agresivos, después la aplicación de las pequeñas estimulaciones eléctricas, y posteriormente se realiza el mismo cuestionario.
Ahora, el actual Ministerio de Interior ha paralizado cautelarmente este experimento científico, según apunta 'El País', que cita fuentes de Instituciones Penitenciarias.