El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha presidido este jueves una reunión de seguridad con motivo de la cumbre del G7 que se celebrará este fin de semana en Biarritz (Francia) y a la que Pedro Sánchez acudirá como invitado el domingo.

La frontera de España y Francia ya está blindada de Policía, esperando la llegada de los dirigentes del G7 y con especial atención a la 'contracumbre' que hay programada.

El mayor temor de Interior es que esta, que en principio es pacífica, se vea alterada por elementos externos: se refieren sobre todo a los chalecos amarillos y a miembros de la extrema izquierda que quieran boicotear el acto con movimientos violentos.

"Movimientos como los chalecos amarillos o como los radicales de izquierda en acontecimientos como estos evidentemente buscan tener su protagonismo", ha alertado Marlaska.

Aunque ya hay controles, a partir de mañana el despliegue policial será mucho mayor: habrá mas de 2.800 agentes entre Policía Nacional y Guardia Civil, además de 2.000 agentes de la Ertzaintza y los de la Gendarmería francesa, que se ubicarán desde Biarritz hasta Hendaya.