El nivel de ética es deprimente: algunos de los implicados en la 'operación Enredadera', funcionarios que supuestamente aceptaban mordidas a cambio de favores, se habrían 'vendido' por un cable informático, un cable de conexión o un pendrive. La lista de sobornos incluye también cajas de Viagra. La juez Alaya habla de "trama criminal" que funcionaba desde hace ya 17 años.