Era 1977 cuando el Congreso recibía a los primeros diputados de la democracia. La Pasionaria, Dolores Ibárruri y el poeta Rafael Alberti formaban la mesa de edad antes de nombrar a Fernando Álvarez de Miranda como primer presidente del Congreso tras la dictadura.

Una democracia sacudida años después, en 1981, por el intento de Golpe de Estado en una cámara presidida entonces por Landelino Lavilla. Tras esta mancha en la historia llegaron cuatro legislaturas de Felipe González, tres de ellas con Félix Pons presidiendo la Cámara Baja.

Diecinueve años tardó en llegar el Partido Popular a Moncloa y a la presidencia Congreso, con Federico Trillo. Aunque el momento fue atropellado, por culpa de algún micrófono estropeado que patrocinó un "¡Manda huevos!" que se le escapó a Trillo.

Estrenábamos milenio y, al tiempo que España, las Cortes se modernizaban. "Por primera vez a lo largo de todos sus años de existencia" el Congreso era presidido por una mujer. Pero es que cuando Luisa Fernanda Rudi se hacía con la presidencia de la Cámara Baja, Esperanza Aguirre se convertía en presidenta del Senado. Eran dos mujeres, por primera vez, en las presidencias de la institución legislativa.

Con Manuel Marín llegó la revolución europeísta y el final de las mayorías absolutas. Defendía un Parlamento abierto y ancho políticamente hablando, una ruptura del bipartidismo muy patente en la presidencia después de Ana Pastor y el final del Gobierno de Mariano Rajoy por la moción de censura.

Tras ella, Meritxell Batet, y ahoraFrancina Armengol, daban visibilidad a los nacionalismos desde la presidencia de la Cámara, reflejando el cambio de la sociedad española, ahora en una etapa de fragmentación parlamentaria mucho mayor. Esta es la historia de España contada, también, desde lo alto del Congreso.