El Gobierno de Pedro Sánchez vuelve a dar muestra de su preocupación por los flujos migratorios días después de abrir las puertas del país a la llegada del buque Aquarius. El nuevo ministro de Interior afirma que "todo lo posible" por retirar las concertinas en la valla de Melilla piensa pedir para ello un "informe complementario".

"Haré todo lo posible porque puedan retirarse las concertinas de nuestras fronteras. Hay que trabajar en origen, por ejemplo, nunca llegar al extremo de las concertinas", declaró Grande-Marlaska en una entrevista con Carlos Alsina.

El titular de Interior deja claro que lo que existen son "violencia, esclavitud o mafias", por lo que las medidas del Gobierno no pueden considerarse un efecto llamada, ya que la realidad es que existe un "efecto huida". Grande-Marlaska explica que "este Gobierno ha asumido una responsabilidad ética".

También ha asegurado que los 630 migrantes del Aquarius recibirán a su llegada a España "tratamiento y trato idénticos" a los cientos de migrantes que arriban a la frontera sur en patera, es decir, quienes soliciten asilo tendrán acceso al procedimiento y quienes no reúnan las condiciones, podrán recibir un expediente de expulsión.

"El comportamiento del Gobierno hacia esas personas va a ser idéntico, aplicando la legalidad vigente, que da a aquellos otros que vienen por vía Marruecos o Argelia hacia nuestro país", ha señalado en la entrevista en la que ha concretado que "se abrirán los expedientes, si solicitan asilo se tramitará y si no lo hacen, se tramitará el expediente de expulsión que proceda".

En este sentido, ha descartado la posibilidad de que a las 630 personas a bordo de esta embarcación gestionada por las ONG Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranee se les dé el estatuto de refugiado como en un primer momento se indicó y ha subrayado que "cualquier petición de asilo conlleva un trámite", cuyo procedimiento se rige por la Ley 2009.