Fèlix Millet, expresidente del Palau de la Música, y Jordi Montull, su mano derecha, son los dos protagonistas de un desfalco mucho mayor de lo que ambos confesaron en 2009 cuando comenzaron los primeros registros.

En aquel momento admitieron haberse llevado 3 millones de euros, pero hoy se calcula que en total fueron más de 30. Millet y Montull canalizaban las supuestas mordidas a Convergència por las adjudicaciones, camufladas como donaciones al Palau.

Durante la investigación se encontraron allí varios documentos como uno en el que se detalla una comisión del 4% por la adjudicación a Ferrovial de la línea 9 del Metro y que publicó 'El Periódico'.

Gran parte de estos fondos se dedicaban a gastos personales. Un empresario admitió haber pagado al Palau casi un millón de euros por construir un auditorio en la mansión de Millet, que llegó a pasar la factura de la boda de su hija al Palau, y aun así le cobró la mitad a su consuegro.

Pero el dinero público también costeó cosas tan inverosímiles como los apaños domésticos en las casas de los Montull, como la reparación de la caldera, el ascensor o la instalación de muebles de una conocida tienda.

Ambos están acusados de malversación, apropiación indebida y blanqueo de capitales, entre otros delitos.