Garoña no volverá a encenderse. Pese a que el Consejo de Seguridad Nuclear era favorable a su reapertura, el Gobierno ha decidido no alargar más la vida de la central.

Desde el Ministerio de Energía se escudan en la falta de estabilidad política y en las discrepancias existentes dentro de Nuclenor, empresa dueña de la central. "Se ha utilizado a Garoña como símbolo político", ha expresado el ministro Nadal.

Inaugurada por Franco en 1971, Garoña es la más antigua de las siete centrales nucleares españolas. Tras el accidente de Fukushima en 2011, se exigieron a Garoña nuevas inversiones, que forzaron su paralización en diciembre de 2012, pese a las promesas del Gobierno de Rajoy.

Aunque esperada, en el Ayuntamiento de este pueblo burgalés confiaban en la decisión del Consejo de Seguridad Nuclear.

La decisión del Gobierno ha dividido a los vecinos de Garoña. El cierre definitivo de la central afectará a cerca de 200 empleos de manera directa.