Granados recibe el primer chivatazo durante una noche de desenfreno en las fiestas de Valdemoro. Esa noche, el Guardia Civil de la UCO José Manuel Rodríguez Talamino le hace la primera advertencia. A la mañana siguiente, Granados llama a un buen amigo Guardia Civil en excedencia llamado José Luis Caro Vinagre. Le cuenta lo sucedido y le pide que se entere de más. "Lo que tienes que hacer es llamarle, me sonó a advertencia", destaca Caro Vinagre.

Acto seguido, el exsecretario general del PP madrileño avisa a, su entonces socio, David Marjaliza: la UCO anda tras ellos. "No te mencionó, pero estuvo en tu oficina haciendo cosas", le dice. Al día siguiente Granados y Caro vuelven a hablar. El cerebro de la Púnica ha vuelto a coincidir de fiesta con el agente de la UCO y la cosa, dice, tiene mala pinta. "Cuando uno hace ese despliegue de medios el tema va serio". Tan serio que la investigación desembocó poco después en la operación Púnica.