Sí fallaron
Los fallos de las pulseras antimaltrato no cogen por sorpresa a los jueces: llevaban meses alertando de ellos
Los detalles Desde principios de año, los magistrados ya discutían sobre las limitaciones de los dispositivos, su fiabilidad y la capacidad real de proteger a las mujeres frente a sus agresores.

Las pulseras de control a maltratadores, diseñadas para proteger a las víctimas de violencia de género, están generando más problemas de los que deberían. No hablamos ya de errores burocráticos o de la migración de datos detectada en la Memoria de la Fiscalía: hablamos de fallos reales que, según jueces, pueden poner en peligro la vida de las mujeres.
Esther Fernández, jueza de violencia de género en Pamplona, lo tiene claro: "Encontrarse la víctima con el agresor y que la pulsera no salte la alarma… es un fallo grave". Y el problema no es sólo que el aparato falle, sino que muchas veces las víctimas pasan de un nivel de riesgo alto a medio cuando llevan el dispositivo, porque se supone que ya están protegidas.
¿Qué pasa si la pulsera pita cuando no toca o no lo hace cuando debe? Pues que ni la policía ni la mujer pueden confiar en ella. Fernández lo explica así: "Las víctimas reciben avisos de métase en un local, no esté sola… y eso no sirve para prevenir riesgos reales".
No son solo opiniones aisladas. Esther Erice, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, recuerda que desde principios de año comenzaron a recibir quejas que llevaron a debates con jueces sobre la eficacia de las pulseras: "Lo cierto es que al comienzo de año estuvimos recibiendo quejas directas que nos llevaron a abrir un debate con los jueces sobre la utilidad de estos dispositivos".
Los fallos incluso han sido reconocidos por técnicos de las propias empresas encargadas de los dispositivos. Según 'El País', en una reunión a finales de 2024, un técnico de 'Cometa' denunció que los aparatos no cumplían los estándares mínimos. La delegada del Gobierno estaba dispuesta a penalizar a la compañía, pero el técnico tuvo que demostrar allí mismo cómo se rompía la pulsera. Las empresas involucradas, Vodafone y Securitas, admitieron: "Tienes toda la razón. Esto no cumple, no cumple".

A pesar de estas pruebas, quien estaba al frente del Ministerio de Igualdad en el momento de la adjudicación sigue negando los fallos. Irene Montero insiste: "Es un gran bulo, una gran mentira. Las pulseras nunca han fallado". Desde el Gobierno, la portavoz Pilar Alegría lo suaviza: "La tecnología no es infalible, se sigue mejorando".
Pero para expertos y víctimas, el debate no es teórico: es cuestión de seguridad real. Ángeles Álvarez, exportavoz de Igualdad del PSOE, advierte: "Si hay mala tecnología, tendremos más problemas". Y esos problemas los sufren las mujeres que deberían estar protegidas.