Mantener una vida de lujo durante más de dos años sin pasar por el cajero ni pagar con tarjeta fue posible para el expresidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll.
Según la fiscalía, el popular gastó durante 30 meses unos 9.000 euros mensuales. Lo sorprendente, en sus cuentas es que no hay ni rastro de cargos en supermercados, restaurantes o gasolineras.
Ripoll está en el punto de mira por la adjudicación de un macrovertedero favoreciendo, presuntamente, a sus amigos empresarios, como Enrique Ortiz, a cambio de regalos.
La investigación se centra, por ejemplo, en viajes en el barco de Ortiz por valor de 100.000 euros, como el que Ripoll hizo con su mujer a Ibiza en 2009.
El popular siempre ha negado el cohecho, afirmando haber corrido él con los gastos. "Ni el señor Ortiz me pidió nada a cambio ni yo le ofrecí nada a cambio", decía en 2010.
Pero la Policía también puso el ojo en el regalo de dos viviendas por valor de un millón de euros. Al final, la operación se frustró y Ripoll no se hizo con los pisos, pero sí con otros agasajos como langostas vivas.
Esta pieza separada del caso Brugal será la primera en ser juzgada, y Anticorrupción pide para Ripoll 16 años de cárcel.