Los meses de confinamiento, los centros de salud cerrados y el miedo al contagio han provocado una disminución en el número de vacunas administradas durante la pandemia. Una reducción de las dosis, que en menores de dos años podría alcanzar el 50% mientras que las de refuerzo, entre tres y catorce años, han caído hasta un 80%.

Los expertos advierten que si esta interrupción no se corrige podría provocar brotes de algunas enfermedades. "Podrían reaparecer el sarampión, la tos ferina, o la enfermedad meningocócica", explica Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

En marzo, las vacunas de varicela administradas en Madrid cayeron un 45%, y las de la triple vírica, un 31% mientras que en la Comunidad Valenciana se inmunizaron de tétanos y difteria un 68% menos de niños y niñas. Por otro lado, en Baleares, las vacunaciones de triple vírica se redujeron un 35% durante el confinamiento.

En algunos casos son solo dosis de recuerdo, pero no se puede bajar la guardia. Así lo destaca Amós García Rojas, presidente de la Sociedad Española de Vacunología: "Ahora es necesario que esas dosis de recuerdo se recuperen".

Ahora, el reto de las comunidades autónomas es que los menores actualicen su cartilla de vacunación antes del inicio del curso escolar. "Estamos trabajando para recuperar esas coberturas antes de que acabe el verano y empiece el colegio", afirma Francisco Álvarez.

Los contagios no preocuparon durante el confinamiento ya que la ausencia de contactos evitaba la transmisión de enfermedades. Además, igual que ahora, en la nueva normalidad, el uso de la mascarilla o guardar la distancia también serán medidas que pueden frenar la expansión de enfermedades en menores pendientes de vacunar.