Más de 140 detenidos desde 2011 e importantes golpes a sus arsenales. Desde que anunciara el cese de su actividad armada, ETA ha intentado reorganizarse, pero sus líderes han ido cayendo una y otra vez. Siete en sólo cinco años.

El último golpe a la cúpula de la banda terrorista fue en septiembre de 2015. Entonces cayeron David Pla Martín e Iratxe Sorzabal. Estaban escondidos en una casa rural al sur de Francia. El exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, explicó entonces que "eran los miembros más buscados de ETA, la máxima cúpula".

Sólo dos meses antes, se detenía a otros dos líderes del aparato logístico: Iñaki Reta de Frutos y Xabier Goienetxea. Los dos figuraban en el comité ejecutivo de ETA desde 2013.

En 2012, las fuerzas de seguridad ya habían descabezado dos veces a la banda terrorista. En mayo, detienen al presunto número uno del aparato militar desde 2010, Oroitz Gurruchaga; y en octubre, a Izaskun Lesaka, que estaba a cargo del mantenimiento de los zulos de armas y explosivos. En su arsenal, una de sus principales bazas, ETA también ha sufrido importantes reveses.

La última gran operación ha sido en octubre, la más importante desde 2004. Un año antes, en mayo de 2015, la permanente colaboración entre las fuerzas españolas y francesas permite localizar otro importante zulo en un palacete de Biarritz.

ETA mantiene un centenar de armas escondidas, entre dos y tres toneladas de explosivos y cinco miembros activos registrados, pero está, de nuevo descabezada y más débil que nunca.