En España, según los datos del Ministerio de Sanidad, se han realizado casi un millón de pruebas desde el inicio de la crisis del coronavirus, el ministro del ramo, Salvador Illa, explicó este jueves en el Congreso que actualmente se realizan unas 40.000 al día, de las cuales tan solo el 5% son pruebas rápidas.

Para diagnosticar el coronavirus existen tres tipos de pruebas que no aportan la misma información ni tienen la misma fiabilidad: las PCR, los test de antígenos y los serológicos.

PCR

Las PCR, conocida como la prueba de reacción en cadena de la poliomerasa, son las pruebas más lentas, pero también las más fiables, superior al 90%, para saber si alguien está padeciendo la enfermedad. Por ello es a la que las autoridades sanitarias han dado prioridad en España.

Para obtener la muestra se introduce una especie de bastoncillo en la nariz o garganta. La prueba detecta la presencia del virus desde el inicio de la infección, la desventaja, además de ser más caras que los test rápidos, es que se debe realizar en un laboratorio y los resultados tardan en en llegar entre 3 y 6 horas.

Test rápidos de antígenos

También están los test rápidos, también conocidos como test rápidos de antígenos, que actualmente no están siendo utilizados en nuestro país.

Se realizan a través de una muestra de mucosa y puede identificar la proteína del virus. Su ventaja es que son muy baratos y ofrecen la posibilidad de que los profesionales sanitarios las realicen en los domicilios de los pacientes sospechosos de padecer la enfermedad. El inconveniente es que no tienen una gran fiabilidad. Por ello, se realizan como pruebas complemento a las PCR.

Test rápidos serológicos

Otro tipo de test son los serológicos de anticuerpos, de los cuales Sanidad ha distribuido dos millones de unidades entre las Comunidades Autónomas.

Con una muestra de sangre, en 15 minutos puede saberse si la persona ha estado infectada. Aunque no determinan la cantidad de anticuerpos, sí pueden llegar a detectar dos tipos: los IgM, que son la primera respuesta inmunitaria del organismo al entrar en contacto con el virus y los anticuerpos IGG que se generan más tarde y permanecen más tiempo.

Realizados de forma masiva, los test serológicos permitirían tener una radiografía social del coronavirus

En principio, si el resultado es negativo en ambos casos, la persona no tiene ni ha tenido coronavirus. Si es IgM positivo e IgG negativo, la infección es reciente, mientras que si es IgM negativo e IgG positivo se encuentra en el final de la enfermedad o ya la ha pasado.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos test rápidos son menos fiables, especialmente cuando el resultado es negativo, pero este tipo de prueba es interesante porque, realizados de manera masiva, permitirían tener una radiografía social y saber qué porcentaje de la población ha superado ya la enfermedad y que ahora podría ser inmune.

En cualquier caso, los expertos insisten en que las pruebas son complementarias, y que el mejor resultado se obtendrá de la combinación de los distintos tipos.