Un Feijóo hooligan

¿Error o estrategia? La frase de Feijóo a Sánchez que dinamitó el debate y su imagen de moderado

¿A quién ayuda? El PP reconoce que la frase no fue improvisada, sino una respuesta prevista en caso de que Sánchez mencionara a Marcial Dorado. Pero los expertos alertan: el golpe pudo salirle caro a Feijóo, que rompe con su imagen de moderado y se acerca peligrosamente al estilo de Vox.

El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo interviene durante el pleno del Congreso de los Diputados este miércoles.
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"¿De qué prostíbulos ha vivido usted?"La frase lanzada por Alberto Núñez Feijóo durante el debate parlamentario, ha hecho volar por los aires la imagen del líder sereno y moderado que el presidente del PP había cultivado desde su llegada a Génova 13. Una línea cargada de insinuaciones que no solo dejó helado al hemiciclo, sino que ha marcado un punto de inflexión en su estrategia política.

Muchos se preguntan: ¿qué buscaba Feijóo con semejante acusación a Pedro Sánchez? ¿Fue un desliz, un calentón? En absoluto responden desde el PP. La frase, reconocen, no fue improvisada, estaba preparada, cuidadosamente reservada, como un 'as' bajo la manga a utilizar solo si el presidente del Gobierno sacaba a relucir su ya célebre foto con el narco Marcial Dorado. Y Sánchez lo hizo. Y Feijóo disparó.

Pero lo que quizá no midió el 'popular' fue el efecto bumerán de su ataque: si pretendía finiquitar la legislatura con un golpe de efecto, ha conseguido justo lo contrario. Ha abierto una nueva etapa de confrontación política y ha dinamitado su propia marca como alternativa moderada al sanchismo.

Del moderado al barro

Del Feijóo que en 2022 decía que "España no está condenada al enfrentamiento" queda poco o nada. Lo que se vio en el Congreso fue a un Feijóo duro, áspero, agresivo. Y a su bancada, aplaudiendo, jaleando y celebrando cada palabra como si de un mitin se tratara. Una escena que dejó claro que no fue una salida de tono, sino una estrategia.

Borja Aitor, politólogo y director de comunicación, lo resume así: "No solo vimos a un Feijóo hooligan. Vimos a todo un grupo parlamentario convertido en claque, encantado con la escena".

El 'nuevo' PP de Feijóo —más alineado con su ala dura, con perfiles como Esther Muñoz al frente— ya no disimula su giro. Niegan que el líder haya cruzado ninguna línea. "No se han pasado líneas rojas. La verdad es dura", insistió Muñoz.

Pero la pregunta que sobrevuela ahora Génova y Moncloa es otra: ¿A quién habla Feijóo cuando dice lo que dice?

Competir con Vox… ¿A costa del centro?

La respuesta, para muchos analistas, está clara: Feijóo mira a la derecha. Al votante desencantado que se fue con Vox y al que ahora busca recuperar con un lenguaje directo, duro, sin matices. Pero esa apuesta tiene un precio.

Toni Aira, profesor de comunicación política en la UPF-BSM, lo advirtió: "Para Feijóo esto es pan para hoy y hambre para mañana. Se equivoca cuando compite con Vox usando el lenguaje de Vox. Les da aire, los refuerza y él mismo se aleja del electorado de centro".

Y es que, frente a la dureza, no hubo ayer espacio para las propuestas. El líder del PP centró su intervención en atacar, sin presentar ni una sola medida concreta. Una estrategia que puede funcionar en el corto plazo, pero que, según los expertos, empuja al votante moderado a buscar otras opciones o a quedarse en casa.

Una imagen tocada

En Génova se afanan en cerrar filas. El secretario general del PP, Miguel Tellado, justificó la intervención asegurando que Feijóo "le recordó los negocios de su familia política, nada más y nada menos". Pero el tono, el momento y el contexto han hecho mella en la credibilidad de Feijóo como líder centrista.

Él mismo redobló la apuesta después: "Participó a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución", dijo sobre Sánchez. Una acusación gravísima que deja poco espacio para la reconciliación y entierra, para muchos, la imagen de estadista tranquilo que quiso construir desde su aterrizaje en Madrid. La pregunta, a partir de ahora, ya no es si Feijóo ganará al votante de Vox. Es si, con este tono acabará perdiendo al resto.