En las conversaciones, Enrique Ortiz llena de contenido la palabra nepotismo y nos descubre en toda su crudeza cómo funciona. Lo hace a través de Inusa, una empresa de su conglomerado que tiene la contrata de recogida de basuras y limpieza del ayuntamiento de Alicante.

"¿Cuánto gana una chiquita limpiando ahí en Inusa?", le pregunta Ortiz al gerente. En los audios habla de colocar a una amiga especial: "Me he venido a Benidorm y me he enamorado de una chica".

Le da igual que suponga problemas judiciales que para él no son más que "películas" o que haya que echar a otro trabajador para hacer hueco.

"Mira a ver los puestos que hay por ahí y que sea sobre 200.000 pelas", dice Ortiz. "Tengo que tirar a uno para meterla a ella", le explica el gerente. "Pues lo tienes que tirar", le responde Ortiz.

Su insistencia es tal que al gerente de la empresa, José Candel, le da hasta la risa. "Yo le voy a dejar un piso para que viva y tú le das trabajo", dice el empresario.

Para él, Inusa es un coto particular en el que igual coloca a los amigos de la alcaldesa, Sonia Castedo, que hace fijo al hijo de su primo, refugia durante el invierno al capitaán de uno de sus barcos o coloca a la examante de un expolítico importante de Alicante.

Todo pagado con dinero público del ayuntamiento como él mismo reconoce: "que se la coma el ayuntamiento antes que yo, que tengo que quitarme gastos".

Gastos que salen del bolsillo de los alicantinos.