El PP se ha presentado a las elecciones generales del 28 de abril con un claro propósito: ganar y 'devolverle' así al PSOE el duro golpe que supuso para los populares la moción de censura que impulsó Pedro Sánchez y que puso punto y final al Gobierno de Mariano Rajoy.

Ahora, con Pablo Casado al frente de una formación que ha vivido los peores años de su historia política por todos los escándalos de corrupción que han golpeado al partido, se ha enfrentado no solo a la intención de recuperar la credibilidad y la confianza de sus votantes, sino también a que estos no se hayan escapado a formaciones como Ciudadanos o Vox.