Lejos han quedado los años en los que los periodistas que habitualmente seguimos la caravana del PSOE en campaña electoral deseábamos llegar a Extremadura para ver en acción a Ibarra. Nunca decepcionaba, y si en su mitin se hacía acompañar del mítico Alfonso Guerra algo que ocurría con frecuencia—, el espectáculo estaba garantizado.

Contaban las cosas como mucho gracejo y se metían en el bolsillo al publico. Y también a los periodistas, que no parábamos de reír durante todo el mitin. Porque era eso, un auténtico espectáculo. Hoy, Ibarra lo ha vuelto a hacer. Los suyos le han sacado al escenario para hacer tiempo porque Sánchez llegaba hora y media tarde al mitin de Badajoz.

Ha reaparecido el expresidente extremeño y ha improvisado un discurso de treinta minutos, volviendo a demostrar que en la política los viejos rockeros nunca mueren. Ibarra ha dicho que él "no es de la vieja guardia", que es un "reservista", y que siempre está cuando se le necesita.

Ha reconocido que el PSOE ha pasado por momentos difíciles, pero ha dicho que ahora es un partido unido. Además, ha repartido estopa a Podemos, "a los que iban a conquistar el cielo por asalto...y no había conquista porque estaba de permiso de paternidad".

Referencia explícita a Pablo Iglesias.

Todo un discurso para sentenciar que la única izquierda es el PSOE y echarle así una mano a Sánchez, que reclama la concentración de voto para poder frenar a la derecha. Ibarra siempre ha sido muy crítico con Sánchez y el rumbo del PSOE en los últimos años. Pero hoy ha dado toda una lección política: en campaña electoral hay que mantener prietas las filas y no dar armas al adversario, y lo ha hecho como telonero improvisado