El sistema electoral prevé la división del territorio en 52 circunscripciones electorales, una por cada provincia, así como las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Cada una de ellas designa a un cierto número de diputados, en función de su población, pero todas reparten al menos dos, a excepción de las ciudades autónomas, que eligen solo uno cada una.

A partir de ahí, las circunscripciones deciden más escaños de los 350 que forman el Congreso dependiendo de cuántos habitantes tengan, de tal manera que a aquellas de mayor tamaño les corresponde elegir a un mayor número de representantes. Así, Madrid y Barcelona fueron las dos provincias que más escaños adjudicaron en estas elecciones (37 y 32 respectivamente), frente a Soria, donde solo se decidieron dos.

La proporcionalidad de este sistema, sin embargo, a menudo es cuestionada, ya que tiende a sobrerrepresentar a las provincias más pequeñas (que reparten como mínimo dos escaños, sin importar su población) y, en cierto modo, privilegia a las candidaturas más fuertes, sobre todo en esas circunscripciones de menor tamaño, ya que al repartir pocos escaños, muchos votos se quedan sin representación. Por ello, surge la pregunta de si el escenario parlamentario cambiaría mucho si existiera una circunscripción única.

Si esto fuese así y, además, se aboliese la barrera electoral del 3% de votos para entrar en la pugna por los escaños, las urnas hubieran arrojado un resultado diferente este 10N, beneficiando sobre todo a Ciudadanos y Unidas Podemos, que hubieran obtenido hasta 14 y 11 escaños más, respectivamente.

Con una sola circunscripción, aunque se siguiese utilizando la fórmula matemática del sistema D'Hondt a la hora de calcular los escaños, el PSOE vería reducida su representación de los 120 que ha conseguido con las circunscripciones provinciales a 102. El PP también habría obtenido un peor resultado: 76 asientos en vez de los 88 que logró con el sistema actual.

A Vox, Unidas Podemos y Ciudadanos, en cambio, la circunscripción única les hubiera favorecido: el partido de extrema derecha habría obtenido tres escaños más (55); la formación morada habría alcanzado los 46 (sacó 35) y el descalabro de Cs habría sido algo menos acusado: habría conseguido 24 escaños, en vez de la decena que obtuvo.

La circunscripción única también hubiera beneficiado en esta ocasión a Más País, que con el mismo número de votos habría obtenido ocho diputados, en vez de solo tres.

Respecto al resto de partidos, ERC habría obtenido los mismo escaños (13), mientras que Junts per Catalunya habría perdido uno (7). El PNV también habría visto reducida su representación pasando de siete a cinco diputados y EH Bildu habría perdido la posibilidad de formar grupo parlamentario propio pasando de cinco a cuatro diputados.

Con este sistema, Pacma habría irrumpido en el parlamento con tres diputados y la CUP lo habría hecho con más fuerza pasando de dos a tres diputados. Coalición Canaria habría perdido un diputado (1) y el PRC de Revilla habría mantenido sus resultados (1), al igual que BNG (1).

Los partidos que habrían resultado más perjudicados serían Navarra Suma y Teruel Existe, que no hubieran obtenido ningún escaño en el Congreso de los Diputados.