Albert Rivera se hizo un nombre en Cataluña, con Ciutadans, en 2006, aunque no fue hasta nueve años después cuando dio el salto a la política nacional encabezando uno de los partidos emergentes que venía a acabar, dijeron, con las maneras de la vieja política. Ahora, tras el 10N, su lugar en el Congreso es casi testimonial, sin poder ni papel decisivo.

Apareció en campaña al Parlament de Catalunya con una sonada performance nudista y un discurso contra el independentismo que le valió su hueco en la política, de momento autonómica. Porque aunque en 2008 intentó entrar en el Congreso de los Diputados, no lo consiguió hasta 2015, donde irrumpió con 40 diputados.

Del 'Abrazo' con Pedro Sánchez

Fue entonces cuando Rivera y Pedro Sánchez firmaron un pacto con 200 medidas para apoyar la investidura del líder del PSOE tras el bloqueo de diciembre de 2015, un acuerdo conocido como 'El Abrazo', pero que no salió adelante por la negativa de Podemos a apoyarlo.

Hubo repetición electoral meses después, en 2016, y Ciudadanos descendió a los 32 escaños.

Dos años después, en 2018, Ciudadanos vota en contra de la moción de censura a Rajoy y tras la victoria de Sánchez el 28 de abril, Rivera se cerró en banda a apoyarlo o a facilitar su investidura con una abstención. Rivera siempre le ha reprochado que desbancara a Rajoy con el apoyo de formaciones independentistas, después de que le ofreciera sus diputados si el PSOE convocaba elecciones.

Al "no es no" al 'sanchismo'

Después de eso, el "no es no" de Sánchez a Rajoy pasó a ser el de Ciudadanos a Pedro Sánchez, una posición que ha mantenido incluso después de convocarse las elecciones, cuando Rivera anunció su veto al 'sanchismo' tras los comicios si sus diputados fueran necesarios para investir, como así ha sido, al líder del PSOE. A Ciudadanos este veto le costó la peor crisis interna de su partido y las dimisiones de algunos pilares como Toni Roldán.

Empezó también su caída en las encuestas hasta la jornada del 10N, pasando de los 57 escaños del mes de abril, que le hicieron autoproclamarse líder de la oposición frente a los 66 del PP, a los 10 diputados.

Tras entrar en el Gobierno andaluz, en coalición con el PP y el apoyo de Voz, Cs ha repetido la fórmula en Madrid, Murcia y Castilla y León.

Ciudadanos, en Andalucía, entró por primera vez en el gobierno de una comunidad, compartiéndolo con el Partido Popular y el apoyo exterior de Vox. Después ha entrado en los de Madrid, Murcia o Castilla y León.