Llamémosle déjà vu, o simplemente repetir conceptos pero lo cierto es que Rajoy inaugura la campaña con este alegato contra la inexperiencia: "Para ser presidente del Gobierno conviene haber sido al menos concejal de un Ayuntamiento porque ahí hay una experiencia". Les sonará, porque fue una de sus más comentadas ideas de la campaña de diciembre: "Seguridad, certidumbre y confianza y para eso al menos hay que haber sido concejal".

Él mantiene el discurso y otros como Sánchez e Iglesias se lo intercambian. Ahora, el socialista apela a la emoción para evitar el descalabro: "El socialismo nunca es resignación, el socialismo es lucha". Cuando antes, salía a por todas: "A sacar la raza el orgullo socialista y a ganar las elecciones el 20D".

Un papel de ganador, del que en esta campaña se apropia Iglesias: " Nuestro objetivo es seguir avanzando para ganar las elecciones al PP". Hace cinco meses se parecía más al Sánchez de ahora, usando la baza de la esperanza: "Huele a remontada, la ilusión de la gente nos va a llevar en volandas".

También hay un cambio en este nuevo rol, Iglesias ya no evita hablar de derechas e izquierdas y enarbola la bandera del bloque progresista: "Lo más sensato para España es un Gobierno de coalición progresista".

Mientras Rivera insiste en el mensaje de la transformación sin romper: "El cambio sensato, el cambio tranquilo que el cambio a mejor es el cambio que necesita este país". Igual que hacía en diciembre de 2015: "No es lo mismo cambiar que romper y nosotros somos un cambio sensato". Similitudes y diferencias en las dos carreras hacia la Moncloa.