Jornada de reflexión en Cataluña que llega tras una campaña electoral exprés, atípica, agitada y de menos a más en la que los partidos han ido aumentando gradualmente sus ataques a las formaciones rivales.

Como si de un combate de boxeo se tratase, con los púgiles midiendo las carencias de sus oponentes, los bloques independentista y constitucionalista han pasado de poner la pandemia en el centro de la conversación a ir moviendo ese debate a cuestiones que recuerdan a esa 'antigua normalidad'.

Las batallas son muchas y muy variadas, pero todos los partidos comparten un enemigo común: la abstención. Las dudas acerca de cómo la pandemia afectará a la participación marcan la previa de la apertura de los colegios electorales. Por el momento, ya conocemos que se ha establecido una cifra récord en el voto por correo, con más de 265.000 personas que ya han ejercido su derecho al voto.

Sea como fuere, 2.763 colegios y 9.139 mesas electorales estarán dispuestas mañana para esa jornada electoral que, aunque suene a algo manido, es histórica por las circunstancias que la rodean y por lo que se juega.

Salvador Illa y su 'efecto' representan la posibilidad de un cambio en el Palau de la Generalitat que, de primeras, parece complicado que llegue. "Si vosotros ponéis los votos, yo pondré el cambio", prometía en el cierre de su campaña.

Poniendo en perspectiva una posible victoria del candidato del PSC, el 'no' de los partidos independentistas por escrito a formar gobierno con él presenta un escenario complicado en cuanto a pactos, posibilidades que veremos en directo en laSexta a través del Pactómetro.

Bien sabido es que muchas de las palabras dichas en campaña se las acaba llevando el viento, pero esta fractura entre bloques también se da dentro de los propios bloques. Y es que entre los independentistas, la pugna será si ERC puede mantenerse como primera fuerza o cede terreno ante JxCAT.

Su batalla contra el bloque constitucionalista es comprobar si superan ese 50% de apoyo popular, lo que daría oxígeno a una causa independentista que ha perdido fuelle en esta campaña. Desde En Comú Podem ya se preguntan si un posible no-pacto independentista llevaría a Cataluña a una repetición electoral. "¿Nos llevarán a una repetición electoral por cabezotas? ¿Serán capaces de hacerlo en una situación de antipolítica, cuando la gente está sufriendo?", se preguntaba Jéssica Albiach.

Por otro lado, Ciudadanos, PP y Vox entran en un juego de aspiraciones dispares. Los dos primeros buscan salir airosos del paso por las urnas sin perder demasiado terreno, mientras que los terceros sueñan con entrar con fuerza en el Parlament. Las dudas, al igual que en el resto de partidos, son muchas, todas dependientes de esa movilización ciudadana a la hora de votar.

Estas fricciones, huecos, grietas que puedan presentarse dilucidarán en buena parte lo que ocurra a partir del 15 de febrero. Una mayoría absoluta parece del todo inviable y las uniones pueden ser más forzosas que buscadas en una jornada en la que todos pueden perder.