La primera clave está relacionada directamente con la mayoría absoluta que ha logrado revalidar el independentismo. El bloque conformado por Junts per Catalunya, ERC y la CUP ha cosechado más de dos millones de votos, traducidos en 70 escaños sobre los 68 necesarios para conseguir la mayoría absoluta.

Sin embargo, y comparando estos datos con los resultados electorales de 2015, los secesionistas han perdido apoyos en los comicios del 21D. Si bien Junts per Catalunya (coalición formada por PdeCAT y CDC) y ERC han ganado por separado más escaños (34 y 32, respectivamente) que los que obtuvieron como lista conjunta (la presentada como Junts pel Sí, con 62 escaños), ha sido la CUP la que ha perjudicado el balance favorable a favor de los partidos proindependentistas.

En concreto, la CUP, con poco más del 4,4% de los votos, ha logrado solo cuatro escaños en 2017 frente a los diez que consiguió en las anteriores elecciones. Tal posición en el reparto de asientos del Parlament obliga de esta manera al bloque independentista a un replanteamiento de su posición, con un porcentaje inferior de apoyos, sobre la dirección a tomar en el futuro una vez se hayan instalado en el Govern catalán, como todo parece indicar.

Frente a esta victoria a secas se alza, por el contrario, el triunfo sin precedentes de Ciudadanos. La formación de Albert Rivera, y encabezada por Inés Arrimadas en Cataluña, ha ganado por primera vez unas elecciones. La formación naranja, que en 2015 obtuvo 25 escaños, consolida su trayectoria en 2017 recibiendo 12 más. En total, 37 diputados que transforman un tablero político en Cataluña impredecible y con más incertidumbre que nunca.

¿La razón? La victoria de Arrimadas refuerza el bloque constitucionalista, que por votos supera a los independentistas (2.260.838 frente a 2.062.760), y equipara casi al mismo nivel a los partidarios de una Cataluña integrada en España. Queda por ver, si los independentistas no logran formar gobierno por falta de acuerdo, si Ciudadanos es capaz de convencer al resto de partidos para investir a Arrimadas como presidenta.

Otra de las claves que arroja el resultado electoral del 21D es la caída en picado del Partido Popular. A la formación le ha pasado factura las acciones del Gobierno para impedir, en primer lugar, la celebración del referéndum del 1 de octubre y, en segundo lugar, la declaración de independencia con la aplicación del artículo 155. Tampoco la agresiva campaña contra la independencia de Xavier García Albiol parece haber sido de utilidad para incrementar la presencia del Gobierno en Cataluña, que ha sufrido, tras los comicios, casi la plena desaparición de su poder en el Parlament.

¿Qué dicen los resultados del 21D de cara al futuro? Tras haber finalizado el escrutinio, la palabra más repetida ahora es 'pacto', acción obligatoria para poder liderar la Generalitat de Cataluña. El bloque de los independentistas vivirá ahora una pugna entre Junts per Catalunya y ERC a expensas de decidir si seguirá Puigdemont liderando la apuesta por la independencia o será Junqueras el que asuma el control de las nuevas decisiones.

En el otro 'bando', Arrimadas deberá contactar con el resto de formaciones contrarias a la división territorial con el objetivo de ser investida. Aquí se vuelve crucial la posición de Catalunya en Comú-Podem. El partido de Xavier Domènech ya rechazó dar apoyo a la candidatura de Arrimadas, y sí plantearía dar cabida a un Gobierno con ERC y PSC si salen "de donde están".