Rajoy loa las virtudes de España diciendo que "España es una gran nación", cuando de repente es interrumpido por un aplauso inesperado. Él mira algo extrañado y aunque no tarda en comprender que no todos los presentes están ahí para aplaudirle, decide continuar con idéntico resultado. 

Instantes después, Rajoy está ya más molesto. Fuera, activistas antidesahucios son expulsados a golpes por simpatizantes del PP. Al final, los Mossos intervienen. Como a Aznar nadie le revienta el mitin, le sale la vena de comediante: "Un ratito de Marx, un poquito de Lenin, unos contratitos con Venezuela y aquí, ale". 

En las formas de hacer mítines hay extremos. De la exaltación de Sánchez y la enardecida presentación del candidato de Podemos en Asturias, que casi se cae, a la calma de Manuela Carmena, que tanto se relaja que le cambia el nombre a su compañero José Manuel López.

Las caras de ambos ya rivalizan con las de Aguirre y Cifuentes en los taxis de la capital. La diferencia es que quienes lucen los rostros de esta candidatura no cobran por ello. En cambio, lucir la cara de Aguirre o Cifuentes vale 60 euros.