Problemas de salud, discapacidades, ser mayor de 65 años o tener al cargo menores y dependientes son las "excusas" más comunes que hasta el pasado lunes han podido presentar los sevillanos en la Junta Electoral de Zona (que comprende la capital y 45 pueblos) ubicada en los juzgados del Prado, curiosamente en la sala que durante meses se ha reservado a la prensa -reubicada en otra- para seguir por una pantalla el juicio de los ERE.

También viajes programados, como es el caso de Virginia, a la que le ha tocado ser suplente segunda de vocal en una mesa del barrio de Amate y asegura que "no me importaría, pero es que tengo un viaje a Roma y el vuelo sale a las 7 de la mañana".

Tras haber presentado las reservas del vuelo y el hotel, con los correspondientes recibos de pago, ya puede irse tranquila con el certificado que acredita que la Junta Electoral ha revisado su caso y aceptado el motivo esgrimido, como el 90 % de los presentados.

Eso sí, no vale la táctica que algunos han intentado -según relatan los funcionarios que atienden al público- de reservar un viaje por internet una vez recibida la citación para estar en una de las 909 mesas que habrá en Sevilla capital.

Hay que presentar comprobante de haber pagado, porque hoy en día las reservas por Internet sin pago adelantado y con cancelación gratuita permiten una picaresca que no pocos han intentado sin éxito.

Las renuncias a la mesa electoral presentadas este año también reflejan una realidad social muy actual, la segunda oleada migratoria que está llevando a muchos jóvenes andaluces a buscarse la vida en el extranjero.

Son varios los que han acreditado estar estudiando o trabajando en el extranjero, como un joven emigrante a Japón cuyo padre tuvo que traer el contrato de trabajo de su hijo en el país nipón con un poder escrito.

Dos parejas de novios que se casan este domingo también se encuentran entre las renuncias aceptadas -previo justificante de tener la fecha reservada en la iglesia o ayuntamiento correspondiente y de haber pagado el convite-, así como una monja de clausura y otras dos religiosas que han acreditado sus obligatorios quehaceres en un comedor social.

Y junto a quienes buscan como sea 'escaquearse', están los voluntarios como Clara, de 20 años, que presidirá una mesa en Sevilla Este tras apuntarse junto a dos amigos "por la experiencia y también por el dinerillo".

Quienes forman parte de las mesas electorales, voluntarios o forzosos y sea cual sea su puesto, reciben 65 euros como dieta. Hasta 530 puestos de los 909 de Sevilla capital se cubrirán con voluntarios, a los que se asignan siempre puestos titulares para garantizarse la constitución de las meses a primera hora, si bien se han presentado unas 700 solicitudes.

La madre de Clara protesta porque a la amiga de su hija no la han cogido diciéndole que no consta su solicitud -cuando ella entregó las tres a la vez- y denuncia que al presentarla "no te dan un registro de entrada".

La respuesta de los funcionarios es que el tema del voluntariado para las mesas electorales no es del todo "oficial", pues de hecho no hay una convocatoria pública y en los pueblos no existe, si bien la madre de Clara plantea: "Qué hay más oficial que unas elecciones".

Los candidatos, los profesionales de los cuerpos y fuerzas de seguridad, los religiosos, los mayores de 65 años o las personas con discapacidad están excusados de este deber de todo ciudadano mayor de 18 años que sepa leer y escribir.

También hay personas analfabetas que han acudido a renunciar y en varios casos el problema es que en los datos estadísticos para el censo oficial "mintieron por vergüenza y consta que tienen estudios", por lo que deben acreditar lo contrario.