En Moncloa se ha impuesto la consigna de la prudencia. El gobierno asegura que ni pueden, ni deben interferir en los procesos internos de los partidos, pero el ministro José Manuel García-Margallo ha asegurado que, "sin ánimo de dramatizar", "estamos en una situación de auténtica emergencia nacional".

El ministro de Relaciones Exteriores en funciones achaca lo sucedido al desafío catalán, a la falta de Gobierno y a la discusión existencialista en la que ha entrado el PSOE.

Desde Podemos, temen que la sacudida en el PSOE acerque a Rajoy a repetir mandato y aprovechan las aguas revueltas para reivindicarse. "Somos una pieza central de la posibilidad de la alternativa, pero es verdad que el escenario está lejos de aclararse", ha asegurado Íñigo Errejón.

Incluso el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, cree que en el PSOE, algunos tendrán que explicar cómo han convertido al partido en esta olla a presión. "Que en una coyuntura como ésta, hayan puesto en marcha esta voladura controlada o descontrolada del partido... Yo, que tengo 74 años y he visto d etodo, jamás me lo pude imaginas", asegura.

Y Artur Mas, con quien el debate no tiene nada que ver, tampoco ha querido olvidarse de los socialistas. "Lo primero es, ¿Cómo vamos?. Pues depende de a qué nos refiramos. Si nos referimos, por ejemplo, yo qué sé... Al PSOE, van muy mal", ha bromeado.

La Conferencia Episcopal, por su parte, también ha querido transmitir su opinión sobre esta guerra que se vieve en el PSOE. "Deseamos que se solvente satisfactoriamente, porque la estabilidad del partido socialista es importante para la sociedad española", ha indicado José María Gil Tamayo, portavoz.