La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha acusado a Carme Forcadell de saltarse los derechos de los parlamentarios catalanes, a quienes se les ha negado su derecho de réplica.

A su vez, Mariano Rajoy ha dado orden de activar la estrategia que planteaba el Gobierno para frenar el desafío soberanista en Cataluña y suspender los acuerdos secesionistas aprobados por el Parlament y el Ejecutivo de Puigdemont.

Sáenz de Santamaría ha denunciado el "abochornante espectáculo" y la "vergüenza" para "cualquier demócrata" que está dando el Parlament de Cataluña con el "falso debate" sobre la ley del referéndum secesionista.

'Es una patada a la democracia, a los catalanes y a la decencia política'

En una declaración en el Palacio de la Moncloa, Sáenz de Santamaría ha recalcado que lo que se ha vivido en Cataluña es "una patada a la democracia, a los catalanes y a la decencia política".

"Han demostrado que no tienen respeto ni a Cataluña ni a los catalanes", ha declarado antes de dejar claro que el Gobierno defenderá la libertad, la democracia y el régimen de convivencia por el que tanto han trabajado los españoles.

"No he pasado más vergüenza democrática en toda mi vida política", ha señalado Sáenz de Santamaría antes de anunciar que "el Gobierno va a pedir un expediente de ejecución al Tribunal Constitucional", una medida que ha calificado como "la decisión más eficaz para evitar esa norma".

La vicepresidenta ha tachado la actuación de la presidenta del Parlament catalán como "bochornosa" y ha señalado que quieren "imponer una cuestión vulnerando el derecho de los parlamentarios", lo que "demuestra que quienes están al frente de las instituciones se acercan más a los regímenes dictatoriales".

"Quiero dar un mensaje de tranquilidad a todos los catalanes, que no se pondrán por delante de la democracia", ha explicado Sáenz de Santamaría que ha apuntado a que "han demostrado que no tienen respeto ni a Cataluña ni a los catalanes": "Lo que hemos vivido hoy en Cataluña es una patada a la democracia, una patada a los catalanes y una patada a la decencia política".