Rajoy ha expuesto esta
intención en una conversación informal con periodistas durante la recepción que
ha ofrecido en el Palacio de la Moncloa como inicio de año.
Según el jefe del
Ejecutivo, la solución para normalizar la situación en Cataluña sería que los
independentistas presentaran un candidato "limpio" para la
Presidencia de la Generalitat.
Esa es la única de las
tres opciones que ve con optimismo el Gobierno, ya que las otras dos considera
Rajoy que supondrían un "mensaje malo": que los soberanistas se
empeñaran en investir a Puigdemont o que presentaran a otro aspirante con
causas judiciales pendientes.
Una referencia esta
última a dirigentes como el líder de ERC, Oriol Junqueras, quien permanece en
prisión acusado de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos.
Rajoy insiste en que el
Gobierno recurrirá de inmediato al TC cualquier acto administrativo que no se
ajuste a la legalidad, como podría ser esa delegación de voto mañana mismo,
tanto para Puigdemont como para el resto de ex consejeros que se encuentran con
él en la capital belga.
Además, subraya la
trascendencia de las decisiones que adopte la Mesa del nuevo Parlament, porque
deben tener en cuenta las consecuencias de que intentaran permitir por ejemplo
una investidura de Puigdemont desde Bruselas, que ha reiterado que el Gobierno
también recurrirá ante el Constitucional.
Por eso cree que la
hasta ahora presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha renunciado a volver a
presidir el órgano de gobierno de la nueva Cámara.
A su entender, la clave
estará a partir del día 31 de enero, ya que en esa fecha empezarían a correr
los plazos para la convocatoria de unas nuevas elecciones si en los dos meses
siguientes ningún candidato consigue los apoyos necesarios para ser investido.
El presidente del
Gobierno no se atreve a elucubrar sobre el momento en el que puede haber nuevo
Govern y resalta que él ha trabajado ante la situación en Cataluña
"razonable y justamente".