La mano dura que Donald Trump quiere imponer para acallar las protestas que recorren todo Estados Unidos tras la muerte de George Floyd a manos de un policía está causando malestar entre muchos altos cargos del Ejército. El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, recuerda que "la protesta es un derecho recogido en la primera enmienda de la Constitución".

Según los medios estadounidenses, Milley es quien ha convencido a Trump aún no haya desplegado a los militares. Mucho más duro ha sido el exsecretario de defensa James Matis, un exsoldado venerado entre los militares y, en su día, también por Trump. "Ha usado muchos generales en su gobierno, y muchos de estos oficiales han terminado pronunciándose", ha explicado Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas - ICADE.

Son más los que se pronuncian: John Allen, excomandante en Afganistan, cree que "podemos estar presenciando el comienzo del fin de la democracia estadounidense. Un sentimiento similar al que dice sentir Mike Mullen, expresidente del Estado Mayor Conjunto, y hasta 200 exaltos cargos militares y diplomáticos que han lanzando un comunicado. Eso sí, todos están retirados:

Como recuerda Pedro Rodríguez, el presidente de Estados Unidos es el comandante jefe de las Fuerzas Armadas. Tiene esa doble función, por lo que los militares en activo no pueden entrar en cuestiones políticas. De hecho, son muchos los soldados que estos días han subido vídeos a redes explicando que, aunque quisieran, no podrían unirse a las protestas.

"¿Sabéis lo que podría pasarnos si decidimos dejar el uniforme y las armas? Prisión federal", ha explicado un soldado. Algunos incluso susurraban las consignas de los manifestantes mientras estaban de servicio. Y es que el 40% de los militares pertenecen a minorías étnicas, siendo los de raza negra los más numerosos.