Sergio Ríos Esgueva era el más importante, pero no el único topo captado por el excomisario Villarejo para ocultar pruebas del 'caso Gürtel'. Según ha publicado 'OK Diario', la bautizada como 'operación Kitchen' -cocina en inglés- contó con al menos otros tres a los que la policía se refería como cocineros.

Uno de ellos, un preso latinoamericano de la cárcel de Soto del Real en la que Bárcenas pasó un año y siete meses; un recluso de la confianza del extesorero que llevaba mensajes y hacía de intermediario con su familia cuando salía de permiso penitenciario. El tercer cocinero era un uruguayo que trabajaba para Rosalía Iglesias en su taller de restauración de muebles.

La Policía estaba convencida de que gran parte de las grabaciones y documentos que escondía Bárcenas estaban en el doble fondo de un armario del estudio. De hecho, miembros del operativo habrían registrado, siempre según 'OK Diario', el taller con nocturnidad y sin orden judicial.

Y el cuarto topo: el conserje de un edificio cercano a la vivienda de Bárcenas que, según 'Diario Digital', mantenía informada a la Policía sobre las entradas y salidas de los Bárcenas. Todos habrían ayudado a recuperar y ocultar pruebas, y todos habrían cobrado por sus servicios de fondos reservados.