Ocurrió en mayo de 2018, en una playa de Canet de Mar se vivió el primer enfrentamiento entre independentistas y no independentistas por unas cruces amarillas. Mismo motivo de confrontación, en otra playa de Girona. Altercados que también han llegado a las calles y a las plazas y que ha terminado de la peor manera, con detenciones.

La tensión que está provocando estas acciones se ha trasladado también a la clase política. Albert Rivera e Inés Arrimadas, se pusieron manos a la obra: "Lo seguiremos haciendo hasta que el señor Sánchez deje de pagar el alquiler de la Moncloa a Torra y Puigdemont y reaccione".

A pesar de que los vecinos vuelvan a ponerlos. Según el PDCAT no hay conflicto: "En Cataluña lo que hay es un debate político de alta intensidad" decía David Bonvehí.

Desde el PP, en cambio, acusan al independentismo de estar llenando las calles de confrontación y piden al Gobierno que ponga orden: "Habrá que empezar a actuar contra los que ponen lazos en patrimonio histórico" defiende Pablo Casado.

Los socialistas catalanes respetan los símbolos, dicen, pero insisten en que los espacios públicos deben ser neutrales: "Hacemos un llamamiento a la sensatez y al sentido común. El espacio público es un espacio de todos" asegura Salvador Illa.

Sentido común que también pide la alcaldesa de Barcelona: "No tenemos que ir a una guerra de símbolos, lazos y banderas. Pido a todo el mundo responsabilidad, especialmente a partidos como Ciudadanos". Para rebajar la tensión a pocas semanas de fechas significativas como la Diada o el aniversario del referéndum del 1 de octubre.