En 1975 apreció por primera vez en televisión el Rey Juan Carlos un 24 de diciembre para felicitar las fiestas. Un discurso que se convirtió en tradición navideña, como las uvas o el turrón. Juan Carlos de Borbón no faltó a su cita durante 38 años.
En 2011, se enfrentó a uno de los discursos más difíciles, ese año salía a la luz el primer caso de corrupción que manchaba la imagen de la Corona.
El estreno de su sucesor, Felipe VI llegó en 2014, días después de que el juez instructor del Caso Nóos decidiera que su hermana Cristina fuera juzgada como presunta cooperadora en dos delitos fiscales. La corrupción, la dureza de la crisis económica, y la preocupación sobre la unidad de España aparecieron en su mensaje.
Por primera vez en la historia, el año pasado el mensaje navideño cambió su tradicional ubicación en el Palacio de la Zarzuela, por el Palacio Real de Madrid. Habían transcurrido tan solo cuatro días desde de las elecciones generales. La incertidumbre política y la recuperación económica en camino, fueron los ejes centrales del discurso. A diferencia del año anterior, el rey no hizo referencia explícita ni la situación en Cataluña ni a la corrupción.
Este año, Felipe VI ha pronunciado su tercer mensaje navideño desde que llegó al trono. Esta vez con un presidente investido y a la espera de la sentencia del caso Nóos que se conocerá en 2017.