Las negociaciones de Pedro Sánchez no han sido fáciles. Desde el 23 de julio, día en el que se celebraron las elecciones generales en España, tuvieron que pasar tres meses y medio hasta que PSOE y Junts llegaron a un acuerdo que podría facilitar un nuevo Gobierno socialista, sellado a poco más de dos semanas de que se cumpla la fecha límite en la que se puede celebrar la investidura de Sánchez. Después del pacto con los de Laura Borrás, las negociaciones llegaron a su fin tras sellar otro acuerdo con el PNV, después de varios días de varios días de protestas frente a la sede socialista, en la madrileña calle de Ferraz, contra el punto clave del acuerdo: la ley de amnistía.

Si bien el jueves 9 de noviembre —día festivo, por cierto, en Madrid— anunciaron oficialmente el pacto que llevará a la investidura, la controvertida ley de amnistía no se hará pública hasta la semana que viene. Desde Bruselas, por su parte, han solicitado al Gobierno en funciones información "detallada" de esta legislación, especialmente en lo que respecta al "alcance personal, material y temporal" de la misma.

La complicación de las negociaciones para alcanzar una investidura se debe precisamente a las exigencias para que ésta salga adelante. Para que Sánchez sea investido en primera votación, tendría que contar con el apoyo de la mayoría absoluta de la cámara, es decir, con el voto favorable de 176 de los 350 diputados del Congreso.

De no alcanzarse esta mayoría, el mismo candidato se someterá, con la misma propuesta, a una nueva votación: en esta segunda sesión, que se celebra 48 horas después, la confianza será otorgada si obtiene una mayoría simple, es decir, si consigue más 'síes' que 'noes'. Desde el fracaso de Alberto Núñez Feijóo al tratar de ser designado presidente, Sánchez ha tratado de alcanzar esa mayoría absoluta, para contar con el mayor apoyo posible de la cámara

¿Pero entonces... cuándo va a ser el debate de investidura?

Según se ha ido alargando el proceso de negociación y el ambiente en las calles se ha ido caldeando, la vista estaba puesta en el calendario, porque la legislación sí exige que tenga lugar antes de una fecha límite que, en este caso, es el 27 de noviembre. En caso de que llegado este día no se hubiera alcanzado un acuerdo de investidura, quedarían disueltas las cámaras y se convocaría una repetición de elecciones, que se tendrían que llevar a cabo 47 días después. Es decir, de llegar al punto de tener que convocar nuevas elecciones, éstas serían el 14 de enero.

Sin embargo, tras el pacto de PSOE y Junts y otras formaciones, Pedro Sánchez conseguiría sumar los apoyos necesarios para ser investido presidente en primera votación. El pleno para debatir y votar la investidura de Pedro Sánchez se ha convocado para los días 15 y 16 de noviembre. Y aunque Pedro Sánchez prevea una investidura en primera votación, la sesión de investidura suele durar dos días; un primero, en el que el candidato comunica su proyecto de gobierno y responde a las réplicas de los diputados de los diferentes grupos; y un segundo, en el que se suele finalizar la fase de debate y se da paso a la votación.