Hay quienes todavía siguen pensando que lo mejor es no vacunarse contra el coronavirus. En algunos países están planteando cobrar a esos pacientes los gastos que generan cuando se infectan. En laSexta hemos querido hacer la cuenta con un paciente ficticio, pero tomando datos reales. Nuestro paciente se llama Manel, tiene 60 años y no se ha querido vacunar.

Viajamos hasta Baleares, una de las comunidades con una tasa de vacunación más baja, un 18% de la población diana no se ha vacunado y uno de ellos es Manel (paciente ficticio). Vive en Mallorca y hace un mes comenzó a encontrarse mal.

Decide pedir cita en el centro de salud, una consulta que tiene un precio: 71 euros. A los dos días empeora y acude a urgencias, lo que se traduce en una factura de 312 euros. En ese momento consideran que no hay que ingresarlo, pero lejos de mejorar, ya en casa comienza a tener dificultadas respiratorias. De nuevo se va al hospital y lo ingresan. Está cinco días en planta y eso, lo que según los datos de la Consejería de Sanidad supone un gasto diario de 1.329 euros, es decir, un total de 6.645 euros.

Pero el coronavirus no remite en su cuerpo y lo derivan a la unidad de cuidados intensivos. Cada día de estancia aquí supone 2.810 euros. Manel está 10 días en la UCI, en total 28.100 euros. Consigue estabilizarse y volver a planta, de nuevo otros 5 días. Le han hecho una traqueotomía, prueba de esfuerzo y espirometría y esto también hay que pagarlo.

Finalmente logra recuperarse y le dan el alta, pero si sumamos el coste de su atención médica es de 43.299 euros, una factura que Manel no paga de forma directa gracias a nuestro sistema público de salud pero que sí pagamos todos como contribuyentes.

Y a esto habría que sumarle el coste de su baja laboral, el coste que supone el contagiar a dos compañeros de trabajo y además, varias sesiones de rehabilitación.

Esto es solo un ejemplo ficticio pero realizado con datos reales de la factura de un paciente con complicaciones que se contagia de coronavirus.

¿Vacunación obligatoria o obligación moral?

Lo cierto es que el debate está sobre la mesa. ¿Debe obligarse a la vacunación? ¿Debe ser un deber moral?.

Según los datos avanzados por el Ministerio de Sanidad, hasta el 14 de noviembre y teniendo en cuenta las últimas ocho semanas, la incidencia en las personas correctamente vacunadas (con pauta completa) es menor que en las no vacunadas. Por ejemplo, en el grupo de edad de los 60 a los 80 años, el riesgo de infección de COVID-19 disminuye ocho veces, los no vacunados tienen un riesgo 18 veces mayor de ser hospitalizados y un riesgo 25 veces mayor de morir por el virus.

Otro ejemplo: respecto a la hospitalización, en el grupo de 30 a 50 años el riesgo de ingreso sería 10 veces menor si se está vacunado.