El Congreso de los Diputados ha colocado el baldaquino o dosel de gala que lucirá este martes en el atrio de la Puerta de los Leones durante la jura de la princesa Leonor a la Constitución por su mayoría de edad. La pieza será la otra protagonista del día.

Una unidad de bomberos ha sido la encargada de colocar el gran dosel de gala en la puerta de la Carrera de San Jerónimo, con la ayuda de una escalera mecánica para poder alcanzar una gran altura. Por unas poleas en la fachada han pasado los cables para izarlo. Despacio, con cuidado de no rasgarlo.

El baldaquino de gala fue trasladado el viernes al Congreso desde la Real Fábrica de Tapices. Se trata de una especie de toldo gigantesco, repostero de armas, con un escudo de España en el centro, una corona ducal y los escudos de las provincias de 1833 en las bandas laterales. Se ubica en el atrio del Congreso en sesiones solemnes como la de este martes, con el juramento a la Constitución de la princesa Leonor por su mayoría de edad.

También decoró la jura de la Constitución del entonces príncipe Felipe, el 30 de enero de 1986, y la última vez que lo vimos fue en la solemne ceremonia de apertura de la XIV legislatura.

Se trata de una pieza única, que supera el siglo de historia y que decoró por primera vez la fachada del Palacio del Congreso el 17 de mayo de 1902, con motivo de la jura del rey Alfonso XIII, cuando cumplió su mayoría de edad y con motivo de su coronación. Está compuesto por dos piezas, tiene un peso de 215 kilos y ocupa una superficie de 147 metros cuadrados, los necesarios para cubrir todo el atrio de la Puerta de los Leones.

Por eso, su colocación supone un proceso de más de cinco horas. Afortunadamente, no llueve, porque el agua podría desteñir el paño.

Un minucioso montaje

El montaje del baldaquino en el Congreso de los Diputados requiere un equipo mixto de personal de la Real Fábrica de Tapices, el Congreso y los Bomberos de Madrid, pues es necesaria una grúa para subir el tejido despacio y en paralelo y evitar su desgarro.

Posteriormente, un equipo de 15 personas, supervisa el montaje de las barras de sujeción, estirándolo sin llegar a tensarlo, pues, en caso de lluvia, dispone de unos orificios que permiten evacuar el agua. Después se instalan las cuatro barras verticales que sirven de pie.

El baldaquino lo custodia la Real Fábrica de Tapices y se restaura dos veces al año. Se aspira y se revisan todas las costuras estructurales, así como la fijación y la estructura de los tirantes.

Además del toldo de gala, en la fachada del Congreso se han colocado ocho reposteros con el escudo nacional, cuatro en cada uno de los lados de las ventanas.