La última entrega de la operación Voloh, en la que se investiga el desvío de fondos públicos para financiar el procés, ha vuelto a destapar la presencia de intereses rusos en Cataluña. ¿Estuvo Rusia detrás de la sedición encabezada por Carles Puigdemont? Varias investigaciones judiciales intentan dar con la respuesta.

Quien más detalles ha aportado sobre la injerencia rusa en el proceso independentista catalán es un empresario nacido en Reus (Tarragona) en 1962, muy cercano al expresidente Carles Puigdemont, experto en Relaciones Internacionales y partidario en sus conversaciones privadas de impulsar "un acontecimiento bélico" para lograr la secesión unilateral de Cataluña y, al mismo tiempo, de "arriar la bandera española" en el Palau de la Generalitat "blindando el edificio con una llamada pacífica a la población".

Víctor Terradellas, exsecretario del área Internacional de Convergència Democrática de Catalunya (CDC) y presidente de la Fundación Catmon, tenía contactos en el entorno del presidente ruso, Vladimir Putin, e iba presumiendo de ellos, según las conversaciones que le grabó la Guardia Civil y que forman parte de una investigación que se sigue en el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona.

El objetivo de su titular, el juez Joaquín Aguirre, es determinar si desde instituciones públicas como la Diputación de Barcelona o la Plataforma Pro Seleccions Esportives Catalanes se financió la puesta en marcha de Tsunami Democràtic y Picnic per la República, dos de los movimientos que incendiaron las calles de las principales poblaciones catalanas después de que el 14 de octubre de 2019 el Tribunal Supremo condenara a penas de hasta 13 años de cárcel a los líderes del procés.

El emisario en Rusia de Puigdemont

Partidario de internacionalizar el conflicto catalán –"mientras sea un asunto interno, nadie de la comunidad internacional mediará", decía-, Terradellas viajó a Moscú el 29 de septiembre de 2017, cuatro días antes del referéndum ilegal vetado por el Tribunal Constitucional. En su agenda tenía anotado el nombre de Sergey Alexandrovich Markov, un politólogo y exdiputado oficialista con influencia en el Kremlin que en noviembre de 2019 reconoció, en una entrevista con El Periódico de Catalunya, que aquel otoño se reunió tres veces con el emisario de Puigdemont y que este le brindó el reconocimiento de la anexión rusa de Crimea a cambio del apoyo a la independencia unilateral.

Lo que Rusia le habría entregado a cambio aparece en una conversación que el juez Aguirre reflejaba en los autos de entrada y registro que firmó este miércoles para intentar afianzar su investigación: "Terradellas explicó que el jefe del grupo había ofrecido el 24 de octubre de 2017 a Carles Puigdemont contar con 10.000 soldados y pagar toda la deuda catalana (…) El grupo ruso quería hacer de Cataluña un país como Suiza". Sin embargo, según las conversaciones intervenidas, en el último momento el entonces jefe del Gobierno catalán se echó para atrás: "El expresident es va a cagar a les calces", decía el presidente de Catmon. Traducido literalmente al español, "se cagó en las bragas".

El juez Aguirre no solo asume ese relato, sino que señala que, si Puigdemont hubiera aceptado el ofrecimiento, "probablemente los acontecimientos habrían sido trágicos y habrían desencadenado un conflicto armado en el Estado con un incierto número de víctimas mortales". De hecho, se muestra convencido de la existencia de una "estrategia de desestabilización" que incluyó la participación de activistas como Edward Snowden o Julian Assange, que llegó a reunirse con el empresario Oriol Soler, también detenido en la operación de esta semana.

El togado también apunta que "medios de comunicación controlados por el Kremlin, como Russia Today y Sputnik" participaron el día del referéndum, junto a los medios públicos catalanes, en "una guerra de información" para difundir su "narrativa general sobre una Unión Europea al borde del colapso". Para lograrlo, se distribuyeron en las redes sociales noticias falsas y opiniones que tenían el objetivo de hacer creer a la opinión pública que la Policía Nacional y la Guardia Civil desplegaron ese día "la peor violencia (vivida) en Europa desde la II Guerra Mundial" o la idea de que España es un país que "no respeta las libertades básicas de votar".

Bots y espías rusos investigados en la Audiencia Nacional

La investigación de Aguirre no es la única que ha puesto en el foco la participación de elementos del entorno del Kremlin en el proceso separatista catalán. Según fuentes jurídicas consultadas por laSexta, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón mantiene abierta una pieza separada de la causa sobre los denominados Comités de Defensa de la República (CDR) en la que investiga si desde Rusia se dirigió una campaña de desinformación, a través de la participación de bots y perfiles falsos en redes sociales, para desestabilizar la democracia española y favorecer los intereses independentistas.

Los procedimientos de la Audiencia Nacional, que partieron de la investigación por delitos de terrorismo que se instruye contra los activistas más radicales de los CDR, y la del Juzgado de Barcelona, que se inició a raíz los amaños de contratos de los que supuestamente se beneficiaron varios empresarios independentistas, podrían acabar uniéndose en un mismo procedimiento porque los dos acaban desembocando en el mismo reguero de nombres propios: los empresarios independentistas, los medios rusos, Terradellas y Markov, quien llegó a asegurar que el Kremlin mandó espías a Cataluña en los días clave del procés.

"Con todos esos mandorrinos de Puigdemonts y Jordis Sánchez no vamos a ningún lado, hay que matarlos a todos"

A uno de esos espías también le investiga en secreto el juez García-Castellón. Se trata de Denis Vyacheslavovich Sergeev, conocido en clave como Sergei Vyacheslavovich Fedotov, general del Departamento Central de Inteligencia de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU, en sus siglas originales). El GRU es una unidad de élite creada en 1918 en el seno del Ejército Rojo que, una vez finalizada la Guerra Fría, se especializó en la desestabilización de países occidentales. Al espía secreto ruso se le localizó en Barcelona el 29 de septiembre de 2017, dos días antes del referéndum y dos después del viaje de Terradellas a Moscú.

Al final todos los intentos, reales o imaginarios, de Terradellas en Moscú resultaron infructuosos. El 26 de octubre de 2017, tres días antes de abandonar su residencia de Girona camino de Bélgica oculto en el maletero de un vehículo conducido por un mosso d’Esquadra, Puigdemont le escribió: "No tenía ya ningún margen. Y el escenario era devastador para Cataluña".

El hombre de Puigdemont en Rusia no ocultó su desilusión y en sus quimeras, que incluso los informes de la Guardia Civil consideran que deben tomarse con cautela por su tono distendido, se planteó la creación de un nuevo movimiento independentista con un antiguo miembro de la organización terrorista Terra Lliure. "Con todos esos mandorrinos de Puigdemonts y Jordis Sánchez no vamos a ningún lado, hay que matarlos a todos", le llegó a decir.