En el exterior del Tribunal de Justicia de Valencia celebran la sentencia que condena Rafael Blasco. La Justicia lo encuentra culpable de los delitos de malversación, prevaricación y falsedad en el 'Caso Cooperación'. 

En palabras de Maite Puertes, vicepresidenta coordinadora de ONG Valencia, "estaban imputadas altas personalidades políticas y los más pobres, que estaban en la otra parte, han sido saqueados". 

Quizá, uno de los más sangrantes casos de corrupción en la Comunidad Valenciana porque el dinero desviado por Blasco y su red iba dedicado a proyectos solidarios en el Tercer Mundo. 

La consellería de Cooperación adjudició en tiempos de Blasco 1,8 millones para trabajos en Nicaragua, pero sólo 43.000 euros llegaron a su destino. El resto, se desvió para comprar pisos y garajes en Valencia.

Blasco alcanzó su máxima cota de poder a la sombra del expresidente Camps, que, aún hoy, defendía su inocencia. En declaraciones a los periodistas ha dicho que cree "en la inocencia de todo el mundo hasta que no se diga lo contrario definitivamente. La presunción de inocencia es muy importante en el Estado de Derecho".

La oposición ha valorado la sentencia. Mireya Moya, de Compromís, ha denunciado que "el PP ha estado durante años amparando a Rafael Blasco". Su escaño ha amaencido con un folio en el que se podía leer "el escaño de la vergüenza". 

Barberá, alcaldesa de Valencia, ha dicho, sobre la condena a Blasco que "las sentencias se asumen o se recurren". No será la última vez que Blasco se siente en el banquillo, todavía tiene que responder por otros casos de corrupción.