Un joven de 30 años nacido en Ceuta ha aceptado una condena de cuatro años y medio de cárcel por tratar de captar y adoctrinar en el ideario yihadista del Estado Islámico a pasajeros que se montaban en el taxi ilegal que conducía en la ciudad autónoma.

El acusado, Ahmed H.M., ha reconocido estos hechos durante el juicio, donde también admitió haber consumido material de contenido yihadista, concretamente audios y vídeos, que difundía además a través de las redes sociales, por lo que ha sido condenado por los delitos de captación y adoctrinamiento terrorista.

Según la sentencia de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, el joven ha reconocido que trabajaba como taxista sin licencia y en el interior del vehículo "escuchaba, solo o con otras personas, los audios de productoras del Estado Islámico como Al Furkan y discursos de su líder, Abu Bakr al Bagdadi, que obtenía a través de Youtube y Telegram".

Los magistrados dan por probado que durante estos trayectos en el taxi, Ahmed H.M. "variaba su comportamiento en función de la persona que estaba con él", adaptándose a las características de cada viajero para "transmitir eficazmente el mensaje".

Y, de hecho, si las personas era más conocida para él, presentaba canciones o citas del Corán "para debatir sobre contenidos radicales, zonas de conflicto o la estructura" del Estado Islámico. Todo ello a pesar de que carecía de Internet en el vehículo, ya que utilizaba las redes wifi de otros, como la del puerto de Ceuta o cuentas de terceros.

Asimismo, el joven ha admitido en el juicio que había compartido este tipo de material en la tienda del llamado 'guantanamero', situada en Ceuta y "centro neurálgico de una red que se dedicaba a la captación, radicalización, financiación y envío de yihadistas desde España a los grupos terroristas que operaban en el conflicto de Siria e Irak".

Ahmed H.M. ha dicho al tribunal que encontró los vídeos y audios del Estado Islámico por casualidad y que consumía ese material por curiosidad, pero los magistrados no le dan credibilidad "porque su forma de actuar y las precauciones que tomaba demuestran lo contrario, y que su objetivo era instruirse e instruir a terceros en el ideario y objetivos de la organización terrorista".

La Sala también tiene en cuenta que su "aspecto físico, con barba larga y siguiendo la estética salafista le llevaba a ser considerado por otros" como miembro del Estado Islámico "y así se lo decían en la calle". Además, en el año 2013 el propio acusado llegó a publicar, utilizando un seudónimo, un artículo en un periódico expresando "su deseo de unirse a la yihad y luchar en Siria" u otras zonas de conflicto.

Además de los cuatro años y medio de prisión, la sentencia ha condenado al acusado a pagar una multa de 1.080 euros asó como diez años de inhabilitación para el ejercicio de oficio educativo e inhabilitaicón absoluta por otra década.