Los pactos alcanzados entre PP y Vox tienen implícito un cambio de nomenclatura en cuestiones como violencia machista y las consejerías de Igualdad. Los lingüistas tienen claro que los eufemismos diluyen intencionadamente la gravedad de situaciones,y denuncian que se utilice un leguaje oscuro y de metáforas para blanquear situaciones graves.

En este sentido, importa mucho qué se dice, pero también cómo se dice, ya que la manera en la que hablamos "cambia la forma en la que percibimos esa realidad", tal y como señala Bárbara Zorilla, psicóloga experta en violencia de género. Y es que el lenguaje, en manos de los políticos, ha sido y es una herramienta imprescindible. "Los políticos blanden, como si fueran espadas, el lenguaje a favor siempre de sus convicciones u opiniones o aquello que quieren trasladar", afirma al respecto Álex Herrero, asesor lingüístico.

Así, al rescate financiero en 2012 el exministro de Economía Luis de Guindos nos lo vendió como "un préstamo en unas condiciones muy favorables". El problema llega cuando en el modo en que se utiliza el lenguaje se introduce la premeditación: "Cuando quieren ocultar algo, utilizan un lenguaje mucho más oscuro, lo que significa que abundan las metáforas y que son poco claros los contenidos".

De esta forma, algunos políticos intentan diluir el significado de la violencia machista hacia otros términos, como "violencia intrafamiliar", de la que hablan en Vox. Incluso en el partido hay quienes tratan de eliminar el término, como el número 2 de Vox en Valencia, quien declaró que "la violencia machista no existe".

Las consecuencias de esto repercuten directamente en la sociedad: "Eliminar el término violencia de género impide que podamos prevenir esa violencia", advierte la psicóloga Bárbara Zorilla, mientras que Álex Herrero subraya que "es muy difícil que en política consigamos cambios firmes si no somos capaces de nombrar la realidad tal y como es".

Utilizar metáforas o eufemismos como el que empleó Feijóo para referirse a un condenado por violencia machista perjudica mucho a quienes están amparadas y protegidas bajo el significado real de una palabra: "Hablar de 'divorcio duro' es hablar de un conflicto cruzado, como si hubiera una igualdad entre las partes, cuando la realidad es que hay una sentencia donde hay claramente un agresor y una víctima", destaca Zorilla.

El lenguaje es político y la política es lenguaje. De ahí, la importancia de nombrar a las cosas por su nombre: para que existan tal y como son.

La sentencia al candidato de Vox Carlos Flores Juberías por violencia machista

La Audiencia Provincial de Valencia condenó a Juberías en 2002 por un "delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones" contra su expareja y madre de sus hijos, a la que, según la resolución judicial, provocó un "quebranto psicológico". La sentencia documenta que el condenado acudió varias veces al domicilio de la mujer y le profirió calificativos como "ladrona, secuestradora de niños, dueña de calabozo, puta".

Por ello, que Feijóo se refiriese a la condena por maltrato como un "divorcio duro" provocó una oleada de críticas en el PSOE. Precisamente, este sábado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reaccionado a las palabras del líder del PP defendiendo que "la violencia machista es injustificable siempre". "No se puede decir que hay divorcios duros, ni divorcios blandos. La violencia machista es injustificable siempre", ha afirmado de forma tajante Sánchez.