Unos 400 proyectiles de precisión están en el punto de mira. Son bombas que, además de su sistema de guiado y su carga para la detonación, llevan un sensor láser que detecta con mayor precisión que otras, de ahí su nombre su objetivo. Marcado, previamente bien por el piloto que las lanza o, muchas veces, por un comando en tierra con otro láser especial. Los modelos más modernos pueden ir ayudados además por satélites GPS.

Los saudíes pagaron por ellas algo más de nueve millones de euros en 2015 que ahora se van a devolver. Porque el Gobierno socialista no las entregará, ante las fundadas sospechas de que la munición vendida por España esté siendo usada en la sangrienta campaña liderada por Arabia Saudí en Yemen, que se ha cobrado más de 6.000 vidas civiles.

"La decisión está en la misma línea que venimos argumentando acorde a todos los acuerdos y convenios internacionales", señala Zaida Cantera, diputada del PSOE. Queda por saber qué pasará con el resto del material incluido en ese contrato, firmado con Pedro Morenés de ministro de Defensa, mantenido por Cospedal. Como varios barcos de guerra cuya fabricación ahora mismo no se ha cancelado.

"Se vendieron en municiones 90 millones, por lo tanto, ahora sólo se han suspendido nueve. Yo desearía que se suspendieran todas las ventas a Arabia Saudí", señala Pere Ortega, fundador del Centro Delas.

Las ONG de la campaña 'Armas Bajo Control' han entregado más de 100.000 firmas a nuestro Gobierno contra la venta a Arabia Saudí o Israel. "Debe cesar inmediatamente esta venta de armas, las actas son secretas, por lo tanto no se sabe en qué condiciones van", afirma Esteban Beltran, de Amnistía Internacional España.

Habrá también que ver cómo se toma Riad esta decisión, habida cuenta de que muchas empresas españolas tienen intereses comerciales con los saudíes.