En Octubre de 2012 un
grupo de bomberos intenta sofocar un incendio en las entrañas de la M-30
madrileña. Dos trabajadores de EMESA, la empresa que se encarga del mantenimiento
de la vía, mueren asfixiados.
Ahora, Madrid Calle 30
abre un expediente por deficiencias en las instalaciones de mantenimiento, algo
que se negó a hacer el equipo de Ana Botella. "Por lo que hemos visto, hubo
fallos en los controles de seguridad por parte de EMESA", señala Carlos Sánchez
Mato, concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid.
No es el único
expediente que se le abre a la empresa. El Consejo de Administración de Madrid Calle 30
abre otros cinco que podrían suponerle a la empresa hasta 750.000 euros en
multas.
Todos por incumplimiento
de contrato: por no instalar sistemas comprometidos, por tener menos
trabajadores de los estipulados para determinados servicios o por deficiencias
en el centro de control. "Hemos pagado 22 millones de euros en cosas que no tenemos
y hay que investigar", señala Sánchez Mato.
En el mejor de los casos serían 750.000
euros de sanción por incumplir un contrato que en total va a costar unos 1.000
millones de euros a los madrileños.