Rodeado de una nube de periodistas, Camps entraba al Congreso aparentemente tranquilo porque considera que nunca ha hecho nada irregular. Dentro llevó una estrategia muy clara: la financiación ilegal del PP no existió jamás.

Y para él quienes han confesado que participaron en ella lo hacen por pura estrategia de defensa: "Cada uno puede defenderse como crea conveniente, pero hasta hace mes y medio todos decían justamente lo contrario". Ese cambio de posición de los arrepentidos es su principal argumento, por ello lo ha repetido una y otra vez.

El expresidente de la Comunidad Valenciana dice que sólo se dedicaba a los temas políticos y que ni siquiera vio nunca las cuentas del partido.

Camps también ha negado algo que han declarado desde Bárcenas hasta Rajoy en sede judicial: que el ahora presidente del Gobierno dio orden de no contratar con Correa. "De esa nota yo nunca he sabido de su existencia", afirma.

Además, Camps asegura que se siente querido por el PP, tanto "del presidente" como "de toda la junta directiva" y no alcanza a entender cómo alguien puede querer involucrarle en lo que él denomina estos líos. "Es imposible que nadie quiera que yo esté en el banquillo porque saben que soy una persona honrada", dice. Es más, según si visión, nunca nadie le ha señalado a él.

Un día después se volverá a escucharle, esta vez como testigo en la Audiencia Nacional.