Tres semanas después de su portazo al PP, Aznar retoma su actividad pública sin vínculos orgánicos con el partido y según su entorno algo más libre para continuar diciendo lo que piensa.

Con pocas ganas de hablar a la prensa, en Valencia la cita era con empresarios. Discurso económico del expresidente y primera advertencia al Gobierno: la fragmentación parlamentaria no ayuda a hacer las reformas que aún están pendientes.

Aznar durante una conferencia

"Es necesario retomar una agenda reformista que está incompleta", ha dicho. Con un gobierno en minoría, Aznar también alerta de los riesgos de pactar a cualquier precio: "La tendencia es que los pactos se cierren a base de incrementos de gasto y de compromisos que no incluyen reformas de calado".

Tampoco le convence al expresidente que el Gobierno de Rajoy quiere cumplir con Bruselas con subidas de impuestos: "Me parece que no es bueno que se asiente la creencia de que la única forma de reducir el déficit consiste en subir impuestos".

A puerta cerrada, los empresarios valencianos se han interesado por los planes del expresidente. Y aquí todos coinciden en que no piensa fundar ningún partido.

José María Aznar

También desde el entorno de Aznar alejan esa idea y en la dirección del PP lo descartan por completo. Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación ha dicho que no imagina "a Aznar fuera del PP porque es su casa y la refundó él".

Maillo, vicesecretario de Organización, ha afirmado en una entrevista en 'Onda Madrid', que esta posibilidad sería "política ficción".

Mariano Rajoy, saludando a José María Aznar, a su llegada a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del partido para analizar los resultados de las elecciones generales del 20D

Tampoco desde el Gobierno, a pesar del alejamiento evidente con Aznar, ven probable que lo intente. Zoido, ministro del Interior, ha respondido en Espejo Público que "Aznar no está en ninguna aventura de crear un partido".

Rajoy, como hasta, evitará ese debate, ni una palabra en el Comité de Dirección. Fuentes del PP insisten en que respetan lo que pueda decir el expresidente, pero poco más. A estas alturas, añaden, ya no creen que pueda hacer daño.

Rajoy y Aznar en una imagen de archivo