El discurso de Nochebuena de este año del rey Felipe VI será uno de los que más se recuerde en las hemerotecas por la singularidad de un 2020 marcado por la pandemia y, centrando el foco en la Corona, la delicada situación de la Monarquía tras los escándalos de Juan Carlos I.

El rey emérito estuvo presente en el discurso de su hijo, pero de forma indirecta y con un breve mensaje a modo de recordatorio en el que echaba la vista atrás, cuando tomó el trono y se refirió a "los principios morales y éticos" que piden los ciudadanos.

"Unos principios que nos obligan a todos sin excepción; y que están por encima de cualquier consideración de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares", aseguró Felipe VI en su discurso, un escueto párrafo dentro de las casi 1.700 palabras que formaron su intervención.

Se puede entender, también entre líneas, la defensa de Felipe VI al modelo de Estado, la Monarquía parlamentaria, con la Constitución como garante, afirma, "de nuestro modo de entender la vida, nuestra visión de la sociedad y del ser humano; de su dignidad, de sus derechos y libertades".

El cuestionamiento de la Corona por parte de Unidas Podemos ha sido intenso en los últimos meses, con Pablo Iglesias planteando el debate de la "vía republicana" con asiduidad, palabras que no han tenido respuesta.

Tampoco hubo mensaje directo referido a la crispación que se vive en la política, intensificada durante los meses de la pandemia, refiriéndose a la época predemocrática en España como "un largo período de enfrentamientos y divisiones" y destacando "los avances y el progreso conseguidos en democracia" gracias al "reencuentro y el pacto entre los españoles".

¿Y la polémica llamada a Lesmes? El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, le llegaron acusar de "maniobrar contra el Gobierno", achacándole "falta de neutralidad". Esas palabras llegaron después de la llamada del rey al presidente del CGPJ en la que le trasladó que le hubiese "gustado ir" al acto de promoción de jueces en Barcelona.

De este tema no hubo mención, ni directa ni indirecta, al igual que del chat de militares franquistas retirados, en un discurso que optó por la sobriedad, el trazo ancho y el tono conciliador para acabar el año con algo menos de crispación de la que ha habido hasta ahora.