"No habrá normalización hasta que no se deje de pasar página sin haber leído el libro antes", asegura la presidenta de la AVT, Maite Araluce, que denuncia la pretensión de invisibilizar a las víctimas como hace 40 años y expresa su profunda decepción con el ministro del Interior: "Nos sentimos traicionadas por Marlaska, ha traspasado todas las líneas rojas". Araluce tenía 15 años cuando ETA mató a su padre, presidente de la Diputación de Guipúzcoa, junto a su conductor y tres policías de su escolta en 1976.

Ligada a la AVT desde hace décadas, asumió en mayo de 2018 su presidencia y afronta la celebración del 40 aniversario convencida de que los principios fundacionales y el trabajo por las víctimas siguen siendo muy necesarios. No solo considera imprescindible seguir siendo el "dique de contención" frente a decisiones políticas que perjudican a las víctimas, sino, sobre todo, el altavoz de las víctimas.

"En estos momentos se quiere invisibilizarnos como hace cuarenta años", lamenta en una entrevista con EFE. Y a quienes les dicen un "ya está bien", les recuerda que las víctimas no viven de ser víctimas. "Ya está bien, no nos vamos a callar. Estamos aquí; si a ellos les duele que estemos aquí porque se ve lo que se está tapando, que se aguanten". "Somos molestas y les recordamos lo que está mal; tratan de hacernos invisibles para echar abajo los principios de dignidad, memoria, justicia y verdad", advierte Araluce, que denuncia que "no se puede permitir" que se quiera cambiar la verdad de las víctimas por engaño, la dignidad por odio o la memoria por venganza.

Porque sí, "ETA ya no mata, pero sigue estando muy presente, mientras las víctimas siguen siendo víctimas y no prescriben ni sus necesidades ni su condición de víctima". Araluce opina que el relato del terrorismo de ETA no puede ser otro que el contado en primera persona por las víctimas, no el "blanqueado" que habla de dos partes en conflicto o de "sufrimiento" de un bando y de otro. "Los terroristas decidieron ser terroristas, las víctimas no quisimos serlo, nos lo impusieron y no se nos puede igualar".

Los terroristas decidieron ser terroristas, las víctimas no quisimos serlo"

Maite Araluce (presidenta AVT)

Las víctimas saben que la sociedad está de su parte, pero muchas se sienten olvidadas, ignoradas y, fundamentalmente, "machacadas" y "humilladas" por las instituciones, opina. "Yo no siento a ETA derrotada, al final su brazo político está ahí; así que a las que veo derrotadas son a las víctimas, que nos están humillando un día sí y otro también", reprocha antes de mostrar su perplejidad por que siga habiendo políticos en las instituciones que no condenan el terrorismo. Y añade: "Es incomprensible que Pablo Iglesias no solo no condene, sino que se lleve a mítines y se haga fotos con Otegi, que está condenado por terrorismo".

Más dura si cabe se muestra Maite Araluce con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y con todo su departamento, del que aún no ha recibido una llamada para felicitarles por su 40 aniversario mientras cada viernes sí descuelgan el teléfono para notificarles el listado de presos etarras que serán trasladados a prisiones del País Vasco o más cercanas. "Esto nos hace ver lo que les importamos al Gobierno (...) la verdad es que esperábamos esa llamada, incluso por parte de la Dirección de Atención a las Víctimas, que se supone que está para apoyarnos", lamenta Araluce.

De Marlaska siente profunda decepción. "Nos sentimos traicionadas, nos ha decepcionado y mucho". Asegura que el Gobierno y el propio ministro les informaron de que esos acercamientos estarían muy pensados, les hablaron de presos enfermos, de los de mayor edad, de los que tuvieran delitos de sangre y, en cualquier caso, de unos traslados "muy individualizados". Las víctimas, asegura, eran conscientes de que, una vez ETA anunciara su disolución, la política de dispersión de los presos etarras tendría "una fecha de caducidad".

Ahora bien, no olvida Araluce, que el Gobierno les garantizó que esos traslados serían puntuales y les detalló las "líneas rojas" que no se saltarían en esos acercamientos. Al constatar que cada viernes Prisiones acuerda trasladar a cinco presos etarras sin ningún criterio individualizado, Araluce tiene claro que se han traspasado esas líneas rojas prometidas. "Cuando le hemos pedido explicaciones, Marlaska no nos recibe, no nos ha dado ninguna explicación de por qué se nos dijo que habría casos que no y ahora se están haciendo de forma masiva".

"Se está acabando con la política de dispersión de facto, por lo menos que nos reciba y dé la cara, pero es que ha desaparecido y ya no sabemos nada de él", reprocha la presidenta de la AVT. Y es que, aunque reitera que esos acercamientos -faltaría más- son legales, enfatiza que las formas son de todo "inmorales", porque parece que "se disculpa al terrorista porque ha firmado una carta tipo pidiendo perdón que ya sabemos que es un paripé". Araluce no esconde lo que saben desde hace tiempo, que el acercamiento es el primer paso para la excarcelación de los etarras una vez estén en prisiones del País Vasco y Navarra.

"No sé cuándo, pero tengo claro que en poco tiempo estarán en la calle". Con todo, en su opinión lo peor no es la libertad, sino los homenajes que reciben los asesinos como si fueran héroes. "La heroicidad es que han matado a tu familiar y eso es un dolor inmenso para una víctima porque, además, no hay voluntad política de parar esos recibimientos". Es algo que tampoco entiende la presidenta de la AVT, pues existe una ley, la de reconocimiento a las víctimas, que prohíbe esas celebraciones y dota a las delegaciones del Gobierno de instrumentos para impedirlas.

Unos recibimientos que no ayudan a normalizar la situación en el País Vasco. "La normalización llegará cuando no se quiera pasar página sin haber leído el libro antes, cuando realmente hayan cumplido condena todos lo terroristas, cuando se esclarezcan casos y los terroristas ayuden a hacerlo o cuando se detenga a los huidos". "Y cuando reconozcan que la violencia no tiene justificación y que lo que hicieron está mal. Será entonces cuando tengamos normalidad, porque si no, corremos el riesgo de que vuelva a pasar lo mismo".